Con la llegada de los romanos en el siglo II AEC, la zona fue incorporada al Imperio Romano. Aunque la actual provincia de Madrid no fue una región importante como el litoral mediterráneo, la Bética o la Lusitania su situación central adquirió una importancia estratégica como zona de paso entre las dos mesetas hacia regiones más ricas o desarrolladas. A diferencia de otras regiones hispanas más urbanizadas, el poblamiento romano en esta área se caracterizó por su marcado carácter rural y su estrecha vinculación con las principales rutas de comunicación.
Dos grandes calzadas atravesaban la región. La más importante era la Vía XXIV del Itinerario de Antonino, que conectaba Emerita Augusta (Mérida) con Caesaraugusta (Zaragoza). Esta ruta afrontaba el desafío de la Sierra de Guadarrama a través del puerto de la Fuenfría, donde los ingenieros romanos construyeron una impresionante calzada empedrada con rampas de hasta el 15% de pendiente. A lo largo de este tramo montañoso se distribuían varios puentes -como los del Molino, del Descalzo y de la Venta sobre el río Guadarrama- y el miliario de Cercedilla, que marcaba las distancias y mostraba inscripciones de emperadores como Nerón.
Paralelamente, la Vía a Titulciam enlazaba Complutum (la actual Alcalá de Henares) con Titulcia, en el valle del Tajo. Esta ruta contaba con obras de ingeniería destacadas como el magnífico puente de Talamanca del Jarama, una estructura de cinco arcos y cien metros de longitud que sigue en pie como testimonio del dominio técnico romano. Complutum, como principal núcleo urbano de la región, se beneficiaba de esta red viaria, desarrollando una notable actividad comercial y administrativa que se refleja en edificios como la Casa de Hippolytus.
La Sierra de Guadarrama, más que una barrera infranqueable, se convirtió en un corredor controlado por Roma. Junto a la ruta principal de la Fuenfría, existían pasos alternativos como el del valle del Lozoya, donde el puente del Congosto facilitaba el tránsito evitando las zonas más elevadas. En estos entornos serranos se han hallado testimonios del paso de viajeros, como el monolito de Cenicientos dedicado a Júpiter.
El poblamiento rural se organizó en torno a estas vías principales en Villas como El Beneficio (Collado Mediano) o La Cabilda (Hoyo de Manzanares) que muestra cómo estas rutas generaban una red secundaria de pequeños núcleos que servían tanto para la explotación agropecuaria como para el descanso de viajeros.
La herencia de este sistema viario perduró mucho más allá de la época romana. Muchos puentes, como los de Talamanca o la Fuenfría, siguieron utilizándose hasta el siglo XVIII, y numerosos núcleos medievales se establecieron junto a estas antiguas rutas.
Así, mientras los valles del centro de la región albergaban las principales villas y el único núcleo urbano relevante (Complutum), la Sierra de Guadarrama cumplió una función esencial como espacio de tránsito, articulado mediante una cuidadosa planificación viaria que demostró la capacidad de Roma para domesticar incluso los territorios más difíciles. Este legado de caminos y puentes sentaría las bases para el posterior desarrollo histórico de la región como encrucijada entre las dos Castillas.
En las proximidades del Vía XXIV del Itinerario de Antonino se han documentado asentamientos restos romanos significativos en El Escorial y San Lorenzo de El Escorial, que se justifican por su proximidad a la principal vía de comunicación que facilitaba el tránsito de mercancías y tropas. entre las dos mesetas.
Se han detectado los siguientes yacimientos arqueológicos de época romana:
- Los Lavajos (EE-ES27) – Época romana
- Las Radas – Las Radas del tercio (EE-ES32) – Época romana
- Villa romana (SLE)
- Mansio Miaccum (SLE)
Yacimiento de Monesterio
«El yacimiento de “Monesterio” (CM/0131/002) se localiza en el extremo oriental del término Municipal de San Lorenzo de El Escorial, dentro del espacio delimitado por la cerca de Felipe II. Se trata de una zona de llanura con suaves elevaciones actualmente dedicadas a la ganadería extensiva y bordeado, tanto por el oeste como por el sur, por el Río Guadarrama»(López Marínez, Mª Lourdes y Marín Alonso, Jesús, 2011)
Este yacimiento fue objeto de una prospección arqueológica realizada en 1991 por Antonio Geanini Torres para la elaboración de la Carta Arqueológica de la Comunidad de Madrid, quién fechó el yacimiento en época romana-indeterminada.
Posteriormente, en 1997, Enrique Baquedano realizó una intervención arqueológica en esta parcela en el marco de la investigación “Proyecto de Recuperación de la Calzada Romana de la Sierra de Guadarrama” en la que se documentó la Estela de Monesterio, una estela funeraria que fue retirada de su emplazamiento y que actualmente se conserva en el Museo Arqueológico Regional en la que, según la ficha nº 14 de San Lorenzo de El Escorial del “Corpus Inscripionum Lainarum” (CIL), puede leerse:
“Vitulinus Ulbiq(um) Vituli f(ilius) an(norum) X h(ic) s(itus) e(st) s(it) t(ibi) t(erra) l(evis)”
(Vitulino, de Ulbiq(um), hijo de Vitulus, de 10 años, aquí yace. Que la tierra te sea leve.)
Esta estela fue recuperada en las proximidades al cerramiento occidental de la Dehesa de Monesterio, formando parte de un muro de factura moderna correspondiente a una pequeña edicación arruinada (Caballero et alii, 2004:245-252).
En 2011, Mª Lourdes López Marínez y Jesús Marín Alonso (LURE Arqueologia), presentaron los resultados obtenidos durante la intervención arqueológica llevada a cabo en el yacimiento de «Monesterio en San Lorenzo de El Escorial». La zona excavada del yacimiento releja una ocupación dispersa del territorio con zonas de hábitat y de almacenamiento y con una cronología de los siglos IV-V d.C.
Mansio Miaccum
En 2016 Carlos Caballero, arqueólogo que trabaja en la definición del Itinerario de Antonino, en su trabajo sobre «La mansio Miaccum, entre Beneficio y Monasterio» (2016) concluye que con ese nombre podrían conocerse dos enclaves, próximos entre sí, asociados a caminos romanos y que comparten características cronológicas y funcionales. «Una de las posadas (Monesterio) daría servicio a la ruta 24 y la otra (El Beneficio) serviría a un ramal desprendido hacia el este para recorrer el piedemonte de la Sierra en su cara sur».
Está villa se localiza en la ruta romana que atraviesa el Sistema Central por el puerto de la Fuenfría. Se trata de un conjunto de yacimientos poco conocidos, pero de los que se han extrayendo piezas muy valiosas. En las últimas excavaciones ha aparecido una pieza que se usaba para calentar termas o una residencia que permite afirmar la presencia de un importante asentamiento romano desde la República hasta la época del Bajo Imperio.
También se ha encontrado una necrópolis romana en la que apareció la tumba saqueada del niño Vitulino, cuya estela funeraria forma ya parte de los fondos del Museo Arqueológico de la Comunidad de Madrid. También se han hallado cimientos de una necrópolis medieval.
Arias, Gonzalo. «El secreto de Antonino». El Miliario extravagante nº 2 y 3. Paris. 1963.
Arias, Gonzalo. «Madrid histórico nudo de comunicaciones». Repertorio de Caminos de Hispania romana.
Blazquez, Antonio. «La vía romana del puerto de la Fuenfría». Boletín de la Real Academia de la Historia. 1911.
Caballero, C. J.; Fernández, S. Y Marín A. (2004) “Una estela funeraria romana al paso de la ruta 24 del Itinerario de Antonino: la estela de Monesterio”. En Actas del VII Congreso Internacional de Estelas Funerarias: Santander 24- 26 de Octubre de 2002.Vol 1. pp.245-252.