Distancia: 11 – 19 km (dependiendo del recorrido). Duración: 3,4 – 5,8 horas. Dificultad: media – alta
(1) Partimos de La Lonja. Al bordearla podemos ver en una de sus losas, la placa que recuerda el trazado de la meridiana astronómica en el Real Sitio, realizada por D. Luis Ceballos Medrano en 1905. A través de los Arcos de la Compaña, giramos a la derecha y ascendemos por la avenida Conde de Aranda para continuar por la calle Pinar.
(2) A los pocos metros sale a la izquierda una calle sin asfaltar que sube hasta la Fuente de la Bola. En esta zona el pinar es de pino laricio. Por la misma calle salimos junto a la Presa del Romeral. Encontraremos vencejos y aviones, y podrán verse sobre las montañas, ratoneros, aguilillas calzadas y —excepcionalmente— parejas de águilas perdiceras. Caminando por el margen izquierdo alcanzamos la Casita Rústica. Siguiendo junto a la alambrada entramos en el Parque Miguel del Campo, construido en 1929, y por el que discurre el Arroyo del Romeral.
(3) En este parque están la Fuente de la Teja y la Fuente de la Curruca. Encontramos gran variedad de especies arbóreas, como cedro del Atlas, enebro de la miera, numerosos ejemplares de arce blanco, viejos tilos con su característica corteza agrietada longitudinalmente, cerezo, castaño de Indias, pinsapo, ejemplares jóvenes de olmo, castaño; viejos chopos… Entre los matorrales sorprenderemos chochín, ruiseñor bastardo y curruca rabilarga. Pueden escucharse las carcajadas del pito real y verse algún arrendajo.
(4) Abandonamos el parque por un camino paralelo al Arroyo del Romeral, para llegar a un depósito en la curva de la carretera. Seguiremos unos metros hasta alcanzar una pista forestal sin asfaltar; entrando en ella y a la derecha vemos un camino con la característica banda del Sendero GR 10, roja y blanca. Comienza a destacar la especie principal de Abantos: el pino resinero o negral. Le acompañan piorno y retama negra, jara pringosa, cantueso, torvisco…
La senda cruza la carretera siguiendo dichas bandas y observamos el escalonamiento del terreno practicado en el siglo XIX para la plantación del pinar. Veremos algunas rosáceas espinosas como el endrino, majuelo, escaramujo (sus frutos rojos se denominan comúnmente “tapaculos” por sus cualidades astringentes) y zarzamora. A lo largo de este tramo, abundan las piñas comidas (salvo en el ápice) por las ardillas, las hozaduras de jabalíes y los excrementos de mamíferos como zorros, garduñas, etc.
Más arriba, el pino resinero da paso al pino albar o silvestre, fácil de distinguir por su corteza naranja, que será la especie predominante en adelante. A esta altitud podremos encontrar pies de jara estepa (Cistus laurifolius), diferente de la jara pringosa por sus hojas más anchas y rizadas. Le acompañan helechos, retamas negras, piornos, cantueso y meaperros.
Continuamos la ascensión a través de un camino salpicado de pies aislados de melojo, encina, arce de Montpellier y, en las vaguadas, bardagueras y fresnos. Sobre las ramas de este último puede ver durante el verano orugas de Abraxas pantaria L., devorando sus hojas y colgándose de finos hilos de seda.
(5) Sin cruzar el Arroyo del Romeral ascendemos hasta la Fuente del Cervunal. Debe su nombre al cervuno (Nardus stricta), gramínea de montaña que la rodea, y está acompañado de Hierba de San Antonio. Sobrevolando, aviones y vencejos.
Poco más arriba, cogemos la pista que lleva al monte Abantos desde la carretera. A la izquierda salimos a dicha carretera, cerca de donde comienza el camino de regreso: el Camino de los Gallegos. A la derecha, la pista termina en la Casita (llamada del Telégrafo porque sirvió como tal mediante el antiguo sistema de banderas).
(6) Podemos seguir hasta allí o girar, poco antes, a la izquierda y subir al Pico de Abantos. Sobrevolando las moles graníticas abundan cuervos, grajillas, cornejas, y con un poco de suerte, ya que son bastante huidizos, podremos ver algún roquero solitario.
Detrás de la estación meteorológica y pegada a un muro, está la pared maestra mandada construir por Felipe II alrededor de sus dominios. Mide unos cuarenta y seis kilómetros y de nueve a doce pies de altura. La vegetación es de piorno serrano salpicado de luzulas y otras herbáceas, entre las que suelen encontrarse lagartijas ibéricas, colilargas y lagartos ocelados. Es relativamente fácil ver cernícalos vulgares, busardos ratoneros, aguililla calzada y más raramente águila perdicera y azor (en los bosquetes de pino). Esta vegetación proporciona refugio a zorros, conejos y jabalíes, cuyas zapaduras y hozaduras son bastante patentes en el terreno.
(7) Un camino desciende hasta el Portillo de los Pozos de la Nieve. Llegamos a una alambrada que limita las provincias de Madrid y Ávila, la cruzamos y otra puerta en la Cerca de Felipe II da acceso a un pozo de la nieve edificado en tiempos de Felipe III, restaurado en 1985, y que funcionó hasta 1934. De vuelta al camino y pegados a la Cerca alcanzaremos el Alto de San Juan, (con vistas sobre la Cruz del Valle de los Caídos, y Cuelgamuros). Aquí observamos los saltaderos o rampas que introdujo Carlos III para facilitar la entrada de animales.
(8) Finalmente descenderemos pasando por el Refugio de la Naranjera, rodeados de bosquecillos con carboneros, trepadores azules, agateadores, mitos, arrendajos, y las especies ya mencionadas anteriormente. Sobrevolando podemos ver buitres leonados, hasta llegar a la Fuente de las Negras. Fue aquí, en Pinares Llanos, donde en la primavera de 1848 el profesor y vecino de San Lorenzo, D. Mariano de la Paz Graell Agüera describió por vez primera una maravillosa mariposa (hoy protegida), a la que bautizó con el nombre de Graellsia isabelae Graells, en honor de la reina Isabel II de España. Desde aquí tomamos la pista asfaltada que baja a San Lorenzo. Al pasar sobre el Arroyo del Tobar, a la izquierda, se puede ver el Arca de San Juan.
(9) Nuestra pista se une con la que venía de la Fuente del Cervunal, alcanzando el Puerto de Malagón, donde todavía se observan los restos de un pozo de nieve. En el extremo de la curva abandonamos el asfalto hasta llegar, a los pocos metros…
(10) …al Camino de los Gallegos, (y la Fuente del Trampalón). Este camino sorprende por su biodiversidad, con alerces y un bosquete de hayas. Se desciende y se cruza la carretera, yendo a parar al Cordel del Valle. Se cruza y se atraviesa una puerta junto a una columna del tendido eléctrico para ir a dar junto a la alambrada que seguimos hasta la Presa del Romeral. Bajamos (pasando junto al Arca del Romeral) y alcanzamos la avenida del Conde de Aranda, flanqueado por castaños de Indias, donde comenzó la ruta, hasta alcanzar de nuevo La Lonja.