Casita del Príncipe de Asturias o Casita de Abajo, los Jardines

Otro nombre del bien: Casita del Príncipe o de Abajo de El Escorial
Municipio: El Escorial, San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0000/131
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 403580, UTM-Y: 4493429 / Longitud: -4º08´21´´, Latitud: 40º35´09´´

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. Declaración: Decreto de 3 de junio de 1931 declarando monumentos Históricos-Artísticos, pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional, los que se indican. (Gaceta de Madrid de 4 de junio de 1931) «Artículo 2. Se declaran igualmente como comprendidos en esta relación los Palacios y Jardines que pertenecieron al Patrimonio de la Corona, hayan sido, o no, entregados a los Ayuntamientos respectivos». Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual:

Localización: Avda Reyes Católicos, 1
Acceso:
Superficie: 449727 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien:

Descripción general: Casita del Principe. Neoclasicismo. 1771-1784. siglo XVIII Juan de Villanueva La Casita del Príncipe o de Abajo y sus jardines fueron construidos para el futuro Carlos IV por el arquitecto Juan de Villanueva entre 1771 y 1784, a unos 750 m al sudeste del Monasterio en unos terrenos de fuerte pendiente. El conjunto se ordena mediante el gran eje longitudinal que, desde los pabellones de acceso, recorre el jardín delantero, la Casita y el jardín trasero, con su tratamiento aterrazado, para entroncar por el norte con el viario de acceso desde el Monasterio. El palacete se construyó en dos fases: entre 1771 y 1773. A la primera fase corresponde el cuerpo principal, de planta rectangular y con una única altura, excepto en su núcleo central, donde hay dos. Éste integra un pórtico de cuatro columnas dóricas y cornisamento, sobre el que descansan una balconada y dos pequeñas columnas dóricas, que dan forma a la elegante fachada principal, orientada al este. En la segunda etapa, Villanueva ideó un eje perpendicular, que, partiendo de la cara posterior del citado núcleo central, se prolonga hacia el oeste, configurándose una planta con forma de T invertida. La ampliación supuso integrar dos nuevas dependencias, denominadas Salón Grande y Sala Ovalada, y un pórtico con dos columnas jónicas. Los jardines, responden a la traza de Villanueva que recupera el tipo aterrazado del Renacimiento italiano, ayudado en una primera etapa por el florentino Luis Lemmi en calidad de jardinero mayor. Se distribuyen en dos zonas: la primera de ellas se extiende alrededor de la fachada principal, orientada al este, e integra una plaza circular, decorada con una fuente, de la que parten ocho calles radiales. La segunda, realizada durante la segunda fase se sitúa en la parte posterior del edificio, al oeste, y presenta un trazado hipodámico, estructurado a partir de un gran estanque.

Descripción del bien: Casita del Principe. Neoclasicismo. 1771-1784. siglo XVIII Juan de Villanueva El conjunto, en un terreno en fuerte pendiente segregado de la Dehesa de la Herrería, se compone de cuatro partes diferenciadas, cada una de ellas dispuesta en una terraza: el jardín focalizado con los pabellones de acceso desde la carretera de Madrid, el palacete y dependencias de servicio con el jardín posterior de cuadros con arbolado, otro jardín de cuadros bajo la alberca o reservado y el jardín superior ¿estos dos últimos dentro de un mismo ámbito, el nuevo jardín de poniente. La Casita de Abajo, que sustituyó a unas barracas existentes en ese punto, fue construida para el futuro Carlos IV por su arquitecto Juan de Villanueva entre 1771 y 1784, en dos fases sucesivas: la primera, entre 1771 y 1775, en la que se erigieron el cuerpo principal y las dependencias de servicio, así como la ordenación primitiva del entorno, y de 1781 a 1784, la segunda, con el salón posterior y los jardines definitivos. Su composición arquitectónica recuerda al Museo del Prado en Madrid. En el acceso principal se disponen los pabellones de entrada y unas garitas con fuentes y pórticos laterales que enmarcan el ingreso, con una puerta de rejería que permite el paso al primer jardín de trazado radial de cuadros bajos ¿con coníferas de plantación posterior- y fuente circular en el eje longitudinal, que lleva a una terraza o lonja donde se encuentran las edificaciones principales; dos puertas de hierro de doble hoja de carácter monumental permiten el acceso lateral a dicha lonja y constituía la oriental la entrada más habitual al conjunto. El cambio de nivel se salva con un muro de contención que incorpora unos magníficos canapés de granito y rampas italianas. El palacete original organiza, de forma transversal al eje de entrada, un cuerpo de configuración ternaria y simétrica: una parte central de dos alturas más dos laterales con una y ático, prolongadas mediante dos pequeños pabellones adintelados con columnas toscanas que sirven de paso a las dependencias de servicio extremas y, a su vez, conectan la lonja de acceso con el jardín posterior; estas edificaciones laterales presentan una sola planta sobre un terreno en pendiente descendente hacia las puertas del jardín. Se accede a la residencia por la parte central de más altura a través de un pórtico tetrástilo de orden toscano dispuesto sobre unas gradas; dicho pórtico sostiene una terraza con barandillas de hierro que sirve a la planta alta, rematada con una cubierta de cinc de ligero carácter rococó que enfatiza el eje principal. La puerta de entrada se acompaña de dos huecos rehundidos con un pequeño banco, mientras que en planta alta, como en la vecina Casita de Arriba, introduce el arquitecto dos columnas jónicas dispuestas in antis. En los cuerpos laterales y de forma simétrica aparecen dos huecos con guardapolvos y alféizar de granito, material utilizado en la totalidad de la fachada, y, sobre la imposta que separa el ático, se abren pequeños huecos de sencilla factura similares a los de las dependencias secundarias. La planta de la Casita, como se ha dicho, responde a una organización tripartita y tiene forma de ¿T¿ invertida: el área central, con el pórtico de acceso que contiene el vestíbulo y un paso hacia la ampliación, comunicado a su vez con la escalera de mármol que lleva a la primera planta ¿preparada en Madrid y trasladada y montada en El Escorial- y, continuando por el eje de entrada, se dispone el nuevo salón de baile y una saleta ovalada que sirve de vestíbulo al ingresar desde el pórtico posterior del jardín; a ambos lados del sector central se desarrollan los dos cuerpos laterales, de carácter privado y destinados a las habitaciones independientes del príncipe y su esposa, cada uno compuesto de dos habitaciones rectangulares y otra menor cuadrada, más una correspondiente a la escalera en el lateral norte. Desde el nivel superior, de planta simétrica, se accede a la terraza desde la sala principal. El cuadrilongo original realizado en la primera fase fue incrementado, entonces, con el cuerpo perpendicular del salón de baile formando dicha figura de ¿T¿, por lo que se trasladó el pórtico primitivo de salida al jardín trasero -que aparecía encajado en el edificio y hoy es una habitación de paso-, hasta la fachada posterior tras el vestíbulo ovalado. La planta, relacionada con la obra de Palladio, parece tener una clara conexión con la del edificio corintio que representa Robert Morris en su publicación Select Architecture. La superposición de las dependencias de servicio formando un amplio cuerpo transversal con alzado de disposición triangular proviene, asimismo, de las villas palladianas, esquema utilizado ya en el palacio de la Zarzuela. De exquisita decoración, estos interiores responden al estilo Carlos IV de fin del siglo XVIII combinado con rasgos pompeyanos; requirió un importante trabajo de canteros y marmolistas, así como pintores -los techos están ejecutados por Maella, además de Juan Duque, Jacinto Gómez y Felipe López-, mueblistas y todo tipo de artesanos, así como se introdujo una rica colección pictórica y de objetos ornamentales, muchos perdidos en la Guerra de la Independencia. Además, el famoso decorador Dugourc realizó una serie de proyectos para tres salas de la Casita del Príncipe en 1786. En la parte trasera, un cuerpo de una sola altura que contiene un amplio salón de baile más una salita y pórtico también in antis de órdenes jónicos se adosa al bloque de dos niveles y se introduce en el jardín posterior; ocho huecos laterales se abren a los cuadros de vegetación, más otros dos que acompañan la puerta con arco de medio punto que sirve de salida al exterior, ya dentro del pórtico. El resto del palacete original incluye huecos similares a los de la fachada de acceso. Los alzados en el casino se realizan de cantería granítica, de gran tamaño en los zócalos, con un cuidado trabajo en las cornisas y huecos; en los pabellones de servicio, la piedra berroqueña se utiliza para el zócalo, esquinales, cornisas, impostas y recercado de huecos, con los entrepaños enfoscados. JARDINES: El conjunto, que presenta una extraordinaria unidad, se ordena mediante el gran eje longitudinal que, desde los pabellones de acceso, recorre el jardín delantero, la Casita y el jardín trasero, con su tratamiento aterrazado, para entroncar por el norte con el viario de acceso desde el Monasterio de El Escorial. Los jardines, uno de los principales ejemplos de la recuperación en España del tipo aterrazado del Renacimiento italiano, presentan una dualidad fomentada por la disposición central de la casa, hecho inaudito en España, pues se introduce un jardín anterior en vez de la típica plaza de acceso. Ésta debió ser la disposición original: un ámbito de entrada con la casa y un pequeño jardín trasero, sin el añadido aterrazado; al ampliar el salón se ajardinaría la plaza de acceso, se añadía la parte en ladera y reordenaba el jardín posterior primitivo. Por tanto, el conjunto ajardinado se divide en dos fragmentos unidos por un único eje longitudinal: el primero en la parte anterior y de trama, focalizada y otro ortogonal en la posterior, que se prolonga estrechándose para integrarse mejor con el entorno boscoso donde se asienta. Recursos de carácter hispano ¿entradas quebradas, rupturas axiales- y rasgos de carácter paisajístico enriquecen el complejo trazado del jardín. El jardín posterior, ejecutado en la segunda fase a la misma cota que la edificación, se organiza mediante una malla ortogonal de intervalos irregulares que contrasta con la planta focalizada del jardín de acceso. Los cuadros bajos se jalonan con árboles frutales, hoy tristemente secundados por las inevitables coníferas decimonónicas; una plaza con fuente circular indica el punto medio del pórtico de salida al jardín y el siguiente elemento, la pequeña terraza con la fuente del Mascarón. De formalización regular, pero barroca, se delimita esta plataforma por dos rampas que suben hacia la parte posterior y un fuerte muro de contención que no es más que el dique de la alberca superior, aprovechado para introducir dicha fuente del Mascarón, granítica y de carácter rústico. Este sector, que sube por la pendiente hacia el Monasterio de El Escorial, presenta un ancho de un tercio respecto a los jardines inferiores, y se remata, tras la alberca, con otro jardín de cuadros bajos de dinámico trazado que forma un hemiciclo con una puerta central que dirige el recorrido, por un brazo del tridente dibujado por Villanueva, hacia la lonja del monasterio; la construcción de muros de cerramiento de escasa altura permite la máxima relación entre el jardín y la dehesa aneja. El autor fue Juan de Villanueva, arquitecto del Real Sitio y del príncipe de Asturias y los infantes, que proyectó y dirigió la obra, además de, seguramente, trazar los jardines, donde trabajó en una primera etapa el florentino Luis Lemmi en calidad de jardinero mayor. Declarado Monumento Nacional en 1931, fue restaurado en los años sesenta del siglo pasado por el arquitecto de Patrimonio Ramón Andrada, que también intervino en los jardines y pabellones de acceso. Una actuación reciente de Pedro Moleón ha permitido recuperar varios elementos del conjunto

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Determinadas zonas del Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial

Otro nombre del bien: Conjunto Histórico de San Lorenzo de El Escorial.
Municipio: El Escorial, San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0000/132
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 403028, UTM-Y: 4493702 / Longitud: -4º08´45´´, Latitud: 40º35´18´´

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Conjunto Histórico. Declaración: Decreto 1857/1971, de 8 de julio, por el que se declara conjunto histórico-artístico determinadas zonas del Real Sitio de san Lorenzo de El Escorial (B.O.E de 28 de julio de 1971). Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual:

Localización:
Acceso:
Superficie: 1042626 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien:

Descripción general: Conjunto Histórico: siglos XVI, XVIII, XIX La presencia del Monasterio actúa como baricentro del conjunto histórico conformado por él mismo, los jardines, las huertas y las dependencias concebidas en el siglo XVI, cuya ampliación no se llevaría a cabo hasta el siglo XVIII, continuando la ortogonalidad del Monasterio, adaptándose a los desniveles del terreno y configurando una cuadrícula articulada por dos calles, Floridablanca y del Rey, y por tres plazas. A ellos se incorporan los nuevos ensanches del XIX ligados fundamentalmente a las casas de recreo.

Descripción del bien: Conjunto Histórico: siglos XVI, XVIII, XIX La fundación del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial por Felipe II para ser un lugar de reposo y oración, vino acompañada de la construcción de un gran complejo de edificaciones e infraestructuras que resolviesen las necesidades del Real Sitio. Esta circunstancia contribuyó a que se estableciese gente cuya finalidad era dar servicio al Monasterio en las inmediaciones. En principio eran construcciones temporales, como hornos, fraguas, etc. Las primeras construcciones de importancia se dispondrán por Juan de Herrera formalizando una incipiente organización urbana: La casa de los Doctores y las dos primeras Casas de Oficios. El edificio de la Compaña terminado por Francisco de Mora en 1597 supondrá el inicio de la urbanización enla zona oeste, quien también proyectará el paseo de los Alamos, de unión entre la la villa de El escorial y el Real Monasterio. Sin embargo, no será hasta la llegada de Carlos III cuando se intervenga en el Real Sitio desde la perspectiva del urbanismo. Este fue uno de los Reales Sitios de su preferencia, dado su carácter austero y su afición a la caza. El criterio de la actuación fue el de dotar, al núcleo de palacio y monasterio, de un entramado urbano que permitiera la construcción de edificios de vivienda para alojar a la Corte. Para ello acudió al arquitecto Juan Esteban, quien partiendo del esquema ortogonal del Monasterio que ya hubiera creado Juan de Herrera en las Casas de Oficios, creó un ingenioso entramado de plazas y calles que jugaban con el desnivel del terreno y se adaptaba a los edificios de mayor entidad construidos hasta entonces. Esta cuadrícula se articula por dos calles, Floridablanca y del Rey, y por tres plazas; Mayor, de la Verdura y la antigua de la Parada. A Juan Esteban se deben los edificios de la Real Ballestería, las cocheras de su majestad, el conjunto de Cocheras y Caballerizas y alojamiento de criados del Secretario de Estado en la calle Juan de Toledo, las casas del Cardenal Patriarca, etc.. Otros arquitectos también tendrán su oportunidad en San Lorenzo, como Jaime Marquet que construirá la Casa de Postas y el Real Coliseo. Sin embargo será Juan de Villanueva el arquitecto que proporcione su decisiva configuración a la nueva población. La primera edificación se construirá en 1769, la Casa de la familia del infante Don Gabriel, Don Antonio Pascual y Don Francisco Javier, cerrando el frente de la Lonja Oeste. Poco despúes construirá la Casita de Abajo pra el prícipe Don Carlos y la Casita de Arriba para el Infante Don Gabriel. Villanueva completa la lonja con la Terceras Casa de Oficios, tomando el modelo herreriano para la arquitectura doméstica y monumental, de manera que el resultado ha sido totalmente armónico con el conjunto del Monasterio. En 1775 ya se ha consolidado la parte oriental del casco. Villanueva internviene también en casas particulares como en la Casa del Cónsul de Francia,, la Casa del marqués de Campo Villar o la Casa del duque de Medinaceli. En 1781 Villnaueva es nombrado Arquitecto del Palacio y Común del Real Sitio de San Lorenzo y remodela el área de palacio y la fachada norte para adecuarla a las necesidades de la nueva corte.eros En 1792 se produce la segregación de San Lorenzo de la Villa de El Escorial, y por lo tanto la formación de dos poblaciones distintas. A mediados del siglo XIX se producen algunas iniciativas en el casco: la apertura de los corrales de la calle de los Doctores entre ésta y la casa de las Columnas y fuera de él, el inicio del parque de los Terreros y el inicipiente ensanche en cuadrícula en el camino de Guadarrama que luego será el barrio de Terreros. Con la llegada del ferrocarril a la villa de El Escorial a finales del siglo XIX, se experimenta un aumento de población y el casco histórico de San Lorenzo se transforma a partir de los edificios existentes, se eleva el número de plantas y se incorporan balcones y miradores. Continúa su expansión en la zona de Terreros y se crea un barrio de «casas de recreo» en el antiguo ejido, entre la carretera y el paseo de la estación de El Escorial.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Casita del Infante o de Arriba, los Jardines

Otro nombre del bien: Casita de Arriba
Municipio: San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0131/010
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 402077, UTM-Y: 4493284 / Longitud: -4º09’25», Latitud: 40º35’04»

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. Declaración: Decreto de 3 de junio de 1931 declarando monumentos Históricos-Artísticos, pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional, los que se indican. (Gaceta de Madrid de 4 de junio de 1931) «Artículo 2. Se declaran igualmente como comprendidos en esta relación los Palacios y Jardines que pertenecieron al Patrimonio de la Corona, hayan sido, o no, entregados a los Ayuntamientos respectivos». Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual:

Localización: Carretera Robledo, 2
Acceso:
Superficie: 87871 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien: ESTA PORTADA PODRÍA ESTAR VINCULADA AL CLUB DE GOLF, DATADO A MEDIADOS DEL SIGLO XX. CLUB DE GOLF: «ASIMISMO EN 1950 SE PROYECTA EL CAMPO DE GOLF DE EL ESCORIAL EN TERRENOS CEDIDOS PARA ELLO POR PATRIMONIO NACIONAL; EN UN PRIMER MOMENTO SE ADJUDICARON 30 HA. LINDANTES CON LA TAPIA DE LA CASITA DEL PRÍNCIPE, LA LÍNEA DEL FERROCARRIL, EL ARROYO AULENCIA Y LA CARRETERA QUE VA AL CAMPAMENTO DEL BUEN AIRE, LO QUE SUPONÍA UN 10% DE LA EXTENSIÓN DE LA HERRERÍA. NO SE SABE CON CERTEZA PORQUÉ SE CAMBIÓ LA LOCALIZACIÓN PREVISTA A OTRO LUGAR DE LA FINCA, EN CONCRETO A LA ZONA NOROESTE, JUSTO AL LADO OPUESTO, PERO LO CIERTO ES QUE EN 1967 SE CONSTRUYE EL CLUB EN EL NUEVO EMPLAZAMIENTO, CUENTA CON UN CAMPO DE GOLF DE 18 HOYOS, ASÍ COMO UN EDIFICIO PARA CLUB SOCIAL. ESTE ÚLTIMO, PROYECTADO POR RAMÓN ANDRADA, JOSÉ LUIS MARTÍN Y MARIANO BAYÓN. ES UN SENCILLO EDIFICIO, A DECIR DE SUS AUTORES «SIN MAYORES PRETENSIONES, CON UNA ARQUITECTURA DE NUESTRO TIEMPO, EN UN COMPROMETIDO AMBIENTE ESCURIALENSE, CON UN EJEMPLAR EMPLEO DEL GRANITO, DE LA PIZARRA, DEL HIERRO Y DEL PLOMO, SIN CAER EN LA PIRUETA O EN EL BOBALICÓN FLORKLORE «. UN DATO CURIOSO SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DEL EDIFICIO ES QUE LOS SILLARES DE GRANITO USADOS EN ÉL SON LOS DE UN PUENTE SOBRE EL ARROYO DE TROFAS, EN EL MONTE DEL PARDO, QUE SE ARRUINÓ A CAUSA DE UNA RIADA Y FUE SUSTITUIDO POR OTRO DE HORMIGÓN. ASIMISMO Y SEGÚN INFORMACIÓN DEL HISTORIADOR DE PATRIMONIO NACIONAL, JOSÉ LUIS SANCHO, LA PUERTA DE ACCESO AL CLUB FUE CONSTRUIDA EN ESA MISMA ÉPOCA CON PARTE DE LOS CITADOS SILLARES (VER FICHA CM/0131/014).» «ARQUITECTURA Y DESARROLLO URBANO (1998)», PÁGINA 287.

Descripción general: Palacete neoclásico: 1771-1773 Juan de Villanueva Jardines: 1774 Juan de Villanueva, Luis Lemmi La Casita del Infante (conocida también como la Casita de Arriba) es un edificio neoclásico, construido en el último tercio del siglo XVIII, en un promontorio al sur del Monasterio de El Escorial. Debe su nombre al infante Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III, que la concibió para albergar conciertos de música de cámara, una de sus grandes aficiones. Se llevó a cabo entre 1771 y 1773, a partir de un diseño de Juan de Villanueva, el mismo arquitecto que trazó la Casita del Príncipe o de Abajo, que se encuentra en sus inmediaciones, dentro del término municipal de El Escorial. Tiene jardines de estilo italiano en terrazas descendentes y era posible escuchar la música desde el interior y el exterior. La decoración original se perdió y la que puede observarse corresponde a los reinados de Carlos IV y Fernando VII. Vicente Gómez pintó la bóveda con un fresco de Las Cuatro Estaciones. Su gestión corresponde a Patrimonio Nacional, organismo estatal del que dependen los bienes del Estado a disposición de la Corona Española.

Descripción del bien: Palacete neoclásico: 1771-1773 Juan de Villanueva Jardines: 1774 Juan de Villanueva, Luis Lemmi Construida por Juan de Villanueva, arquitecto real, entre 1771 y 1773, la Casita de Arriba -destinada al infante don Gabriel de Borbón, hermano del futuro Carlos IV- se localiza en el entorno del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, a escasos 800 m del mismo en la carretera que se dirige a Robledo de Chavela. La Casita de Arriba se extiende sobre una ladera de fuerte pendiente en orientación noroeste-sudeste, con la vivienda en la cota más elevada, a 1.025 m, y acceso en este punto desde la carretera de Robledo; los jardines, desplegados en varias terrazas a sus pies, constituyen un magnífico belvedere del cercano monasterio. Su erección formaba parte de una amplia operación que comprendía la creación de un conjunto de edificios de recreo en torno a los Sitios Reales destinado a los dos varones primogénitos de Carlos III, que permitían una relajación de la etiqueta cortesana al alejarse de la residencia permanente; se rodeaban de jardines y carecían del aparato edilicio habitual, pues sólo contaban con pequeños pabellones de servicio y escasos cuartos, generalmente sin dormitorios, dada la cercanía al núcleo principal y su carácter de recreo o descanso eventual. Compañera de la colindante Casita del Príncipe o de Abajo, su origen es común, tanto en su destino real, autoría -Juan de Villanueva, arquitecto de los infantes-, y construcción, pues son estrictamente contemporáneas y realizadas entre 1771 y 1773 ¿aunque la de Abajo sufrió una ampliación-. La fachada de acceso presenta, por primera vez, la solución vilanovina después vista en El Pardo y el Museo del Prado consistente en un oscuro hueco de entrada en el eje de simetría contrastado con las columnas jónicas in antis que lo flanquean entre pilonos, partes laterales de un cuerpo discretamente adelantado respecto de la línea de fachada en el cual se horadan, además, dos pequeñas puertas con arco de medio punto; otras dos ventanas, con su guardapolvo, completan la pétrea fachada. Toda de granito, con zócalo y cornisamento, hoy están revocados los paños centrales de los cuerpos laterales, como en el resto del edificio, aunque no son originales. Se remata con un ático y dos pequeños torreones que permiten la iluminación de la planta superior y óculo central que rasga la cúpula del salón principal. La compleja cubierta ¿hoy de pizarra- se eleva con tres grupos de faldones: el inferior, de pendiente curva, con huecos; el intermedio y el que cubre el espacio central. En la parte trasera el arquitecto repite el mismo esquema triangular y el plano ligeramente avanzado con su puerta de medio punto y frontón superior, dos pequeñas ventanas laterales, y los huecos extremos con sus guardapolvos, similares a los de la fachada principal. Los alzados laterales, sin retranqueos, tienen una puerta central también adintelada y dos sencillas ventanas a cada lado. El edificio, desarrollado básicamente en un nivel, presenta un pequeño ático perimetral. La planta baja, prácticamente cuadrada y de fuertes resonancias palladianas, se organiza en tres bandas longitudinales, más ancha y larga la central al ser la principal, donde se ubica el acceso in antis con su profundo atrio y la escalera de caracol que comunica con la primera planta, un salón central cupulado sobre pechinas ¿que propician el paso del cuadrado de la planta al octógono de la cúpula- que alojaba a los oyentes de las veladas musicales y otra sala, seguramente el comedor, abierta al jardín posterior, que constituyen las estancias más públicas y representativas; en las dos bandas laterales se disponen las habitaciones privadas para el infante don Gabriel y su esposa, cada una con su desarrollo independiente, con dos cuartos y una salida central al jardín, correspondientes a las puertas de las fachadas laterales. Si bien funcionalmente las habitaciones se agrupan en estas tres bandas paralelas, visualmente existe una relación transversal de otras tres franjas con el jardín: entre las habitaciones septentrionales y el acceso, el salón central y las dos salidas al jardín y entre los tres cuartos meridionales, que Sambricio denominó ejes de luz. Esta compacta planta se repite en el piso superior alrededor del gran hueco del salón central ¿excepto en el vestíbulo, con una terraza-, rodeado por pequeños cuartos con bóveda de cañón que se abren a dicho espacio y que permitían albergar a una pequeña orquesta de cámara. El interior, aunque variado en parte, conserva todavía su espléndida decoración ¿menos elaborada que la de la Casita de Abajo-, entre la que destacan los frisos pompeyanos con motivos musicales de la cúpula principal. Ha sido considerado este conjunto como el ejemplo máximo del Neoclasicismo español, en referencia a un grupo de obras que recuperan los principios renacentistas italianos de la jardinería de Felipe II en la España de la segunda mitad del siglo XVIII en franca contraposición al modelo francés imperante. Pero estos jardines, tradicionalmente atribuidos al propio Villanueva, presentan, además de dispositivos de proyecto clásicos, fuertes rasgos hispanos que tienden a la fragmentación del conjunto y a la ruptura de la visión perspectiva: mientras que un importante eje longitudinal ordena todo el conjunto, incluido el acceso, el casino y la terraza superior ajardinada, el arquitecto dispone dos jardines de cuadros simétricos y paralelos a este eje central, de mayor longitud pero a una cota más baja; estos dos desarrollos laterales compiten con la axialidad principal y genera recorridos acodados típicos del mundo español; además, el habitual gradiente entre Arquitectura y Naturaleza, tan desarrollado en la jardinería renacentista en nuestro país, se perturba al eliminar el selvático entre el jardín de cuadros y el bosque de caza, pues el huerto se introduce lateralmente. Tras la transformación de este coto de caza en parque para la reina María Josefa Amalia desde 1824, el edificio y jardines cayeron en una etapa de decadencia, hasta que fue arrendado a la Escuela de Ingenieros de Montes en 1878, época en la que se plantaron las coníferas y sufrió el jardín importantes cambios. En 1931, cuando era la Estación de Ensayo de Semillas, fue declarada Monumento Histórico-Artístico junto a los jardines y tuvo que ser restaurada tres años después por el arquitecto Miguel Durán tras sufrir un incendio; de nuevo intervino en ella Fernando Chueca en 1947 y en 1960 Ramón Andrada, esta vez para albergar la residencia del entonces príncipe Juan Carlos de Borbón. Los jardines de la Casita del Infante: Los jardines, terminados un año después, en 1774, fueron plantados por el florentino Luis Lemmi sobre la traza de Villanueva. El conjunto se compone de cuatro partes asociadas a diferentes niveles y unidas por un eje de simetría longitudinal: una primera de acceso, la de mayor cota, que contiene dos pabellones de servicio, separados por una exedra con dos garitones anejos donde se abre la puerta de entrada; la segunda, que alberga la residencia, desplazada hacia el norte para favorecer el desarrollo del jardín en la terraza meridional superior; la tercera, con unos jardines dispuestos en un plano inferior que rodea por tres de sus lados a la anterior, y, por último, el soto de caza. En la prolongación de este eje principal se desarrolla la terraza superior del jardín; en ella de dispone un elegante comedor pétreo al aire libre, rodeado de cuadros bajos ¿todas las coníferas son posteriores y ajenas al proyecto inicial-, rematado con una fuente que organiza un hemiciclo introducido en la terraza inferior y a la que se llega mediante una escalinata. Otros dos pequeños grupos de peldaños laterales llevan en el eje transversal de la Casita a dicho plano aterrazado, compuesto por dos franjas asimismo de cuadros bajos con sencillas fuentes romboidales que discurren paralelas al eje longitudinal y que terminan en un amplio espacio enarenado abierto con una barandilla de hierro al soto de caza; esta barandilla, que rodea toda la terraza inferior, se abre también lateralmente para alcanzar la naturaleza exterior. La Casita de Arriba constituye un espléndido ejemplo de implantación de la arquitectura en su entorno inmediato, donde la integración entre la residencia y los jardines aterrazados que le acompañan refleja una coherencia y unidad de ambos hechos arquitectónicos conjugados en la villa, la Arquitectura y la Naturaleza artificial, manifestadas a su vez en la organización jerárquica tanto de la casa como del jardín en bandas paralelas al eje principal.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

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