Casa Tercera de Oficios (Dependencias del Monasterio)

Otro nombre del bien: Casa de Ministerios
Municipio: San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0131/050
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico: E-54
Georeferencia: UTM-X: 402779, UTM-Y: 4493972 / Longitud: -4º08’56», Latitud: 40º35’27»

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. Declaración: Decreto de 3 de junio de 1931 declarando monumentos Históricos-Artísticos, pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional, los que se indican. (Gaceta de Madrid de 4 de junio de 1931) «Artículo 2. Se declaran igualmente como comprendidos en esta relación los Palacios y Jardines que pertenecieron al Patrimonio de la Corona, hayan sido, o no, entregados a los Ayuntamientos respectivos». Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual:

Localización: Calle Floridablanca, 7
Acceso:
Superficie: 2523 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien:

Descripción general: Casa Tercera. 1785-1797; siglo XVIII Juan de Villanueva Situada en la Lonja, a continuación de la segunda Casa de Oficios para albergar la residencia del Primer Secretario del Ministerio de Estado de Carlos III, la tercera Casa de Oficios es construida dos siglos después de las otras dos. Villanueva es el encargado del proyecto, cuya construcción llevada a cabo entre 1785 y 1797, sigue el mismo esquema compositivo de fachada que las anteriores.

Descripción del bien: Casa Tercera. 1785-1797; siglo XVIII Juan de Villanueva La Tercera Casa de Oficios, o Casa del Primer Secretario de Estado (Lonja norte y calle Floridablanca) , fue construida por Juan de Villanueva, entre 1785 y 1797, para el Conde de Floridablanca, en ese momento Primer Secretario del Ministerio de Estado. Se sitúa en la Lonja a continuación de la segunda Casa de Oficios hasta el rincón de la de las Pizarras. El solar elegido no estaba vacío, los primeros Borbones habían permitido que surgieran allí un buen número de casas y cocinas para señores de la servidumbre de palacio que, por su ¿aspecto impropio¿, hubo que demoler. El edificio se estructura mediante tres patios siendo en central el mas estrecho y compuesto por huecos adintelados en los pisos inferiores y por galerías de arcos y bóvedas en la principal. A este patio de distribución de las circulaciones generales del edificio abre la escalera imperial. Villanueva seguirá el esquema adoptado por Herrera en las precedentes, tres pisos a la Lonja, el bajo mas alto, y dos a la calle posterior para así salvar el fuerte desnivel existente entre la calle superior, hoy Floridablanca y la Lonja. Igual que en su diseño de la Casa de Infantes y en el de las Casas de Oficios de Herrera, Juan de Villanueva propone un edificio exento, separado de los laterales por sendas calles. La fachada a la Lonja, es voluntariamente mimética con las de Herrera, con un tratamiento idéntico en los huecos, cornisas y cubiertas de pizarra abuhardilladas. Iguññamente ocurre con la fachada a la calle Floridablanca, llega a ser una imitación de las Casas de Oficios herrerianas, asumiendo su ritmo y composición. En su primera crujía se alza con un piso mas para así corregir el efecto de la pendiente de la calle y poder presentar dos plantas adaptándose a la escala de la misma. La terminación del edificio no se alcanzara hasta 1797 cuando se construye el paso elevado que la comunica con la Segunda, en el que Villanueva seguiría el modelo del realizado en 1770 para unir éste con la Primera. Durante un tiempo acogió la administración y oficinas del Patrimonio Nacional en San Lorenzo de El Escorial. En la actualidad se compone de viviendas en alquiler a particulares por Patrimonio Nacional.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Casa de Infantes, de la Reina

Otro nombre del bien: CASA DE LA REINA (DEPENDENCIAS DEL MONASTERIO)
Municipio: San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0131/052
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico: I-56
Georeferencia: UTM-X: 402699, UTM-Y: 4493886 / Longitud: -4º08’59», Latitud: 40º35’24»

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. Declaración: Decreto de 3 de junio de 1931 declarando monumentos Históricos-Artísticos, pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional, los que se indican. (Gaceta de Madrid de 4 de junio de 1931) «Artículo 2. Se declaran igualmente como comprendidos en esta relación los Palacios y Jardines que pertenecieron al Patrimonio de la Corona, hayan sido, o no, entregados a los Ayuntamientos respectivos». Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual:

Localización: Avenida de Juan de Borbón y Battenberg, 14
Acceso:
Superficie: 5267 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien:

Descripción general: Residencia Infantes 1769-1786; siglo XVIII Juan de Villanueva La casa de los Infantes es sin duda la primera obra maestra de Juan de Villanueva, construida entre 1769 y 1786 para dar alojamiento a las familias de los infantes, hijos de Carlos III. Situada frente a la fachada principal del Monasterio, se plantea como un largo edificio rectangular organizado entorno a cinco patios. En el interior destacan las escaleras y los corredores así como la variedad tipológicas de las viviendas donde se producen muchas opciones incluso en doble altura.

Descripción del bien: Residencia Infantes 1769-1786; siglo XVIII Juan de Villanueva La casa de Infantes (lonja de poniente ), o con su nombre completo, la Casa de Familias de los Infantes D. Gabriel, D. Antonio Pascual y D. Francisco Javier, se construirá cerrando la Lonja al Plantel, entre la Casa de las Pizarras y la Compaña, frente a la fachada principal del Monasterio, para el alojamiento de las familias de los Infantes en su estancia en el Sitio Real. Construida por Juan de Villanueva entre 1769 y 1786, y es sin duda, su primera gran obra maestra. Se trata de un edificio muy largo de planta rectangular organizado en torno a cinco patios. La pendiente del terreno provoca diferencias de altura entre las fachadas principal y posterior, optando Villanueva por situar el piso bajo, en la cota superior, al cual se puede acceder directamente desde el denominado ¿patio largo¿. Las dos plantas se apoyan sobre un gran zócalo ciego en la fachada a la Lonja con solo dos puertas de acceso en sus extremos. La planta baja se sitúa sobre éste y se abre al patio largo que forma la fachada posterior con el muro de contención de El Plantel. Sobre este cuerpo se sitúa el piso principal, y arriba el bajocubierta abuhardillado. Todo el interior se organiza mediante dos monumentales escaleras, en los ejes de acceso, unidas por larguísimos corredores que en la planta baja es único y centrado, con bóveda muy plana y en las plantas superiores se desdoblan pegados a los patios interiores y a la fachada posterior, con bóvedas de cañón en el principal y parabólicas en el superior. Tanto las escaleras como los corredores son de un gran interés arquitectónico. Igualmente es de interés la variedad tipológicas de las viviendas donde se producen muchas opciones incluso en doble altura. En la fachada principal a la Lonja, se conserva el orden de las Casa de Oficios y del Monasterio, con un ritmo continuo y de huecos, cuyas guarniciones a la manera de Herrera, resaltan sobre el paramento liso de piedra. En la fachada principal a la Lonja, se conserva el orden de las Casa de Oficios y del Monasterio, con un ritmo continuo y de huecos, cuyas guarniciones a la manera de Herrera, resaltan sobre el paramento liso de piedra. También las líneas de imposta alteran su desnudez, dividiendo las tres alturas, al igual que la sencilla cornisa que le separa de la cubierta a cuatro aguas de pizarra con buhardillas. En el frente posterior, de sólo dos pisos, debido al desnivel, Villanueva se permite mayores licencias, expresando la falta de referencias al Monasterio. La muerte del Infante Francisco Javier hizo que la casa se dividiera entre sus dos hermanos. Al no tener descendencia el Infante D. Antonio Pascual, su mitad pasó a manos de la Corona adquiriendo ésta, desde entonces, la denominación de Casa de la Reina. Por deseo de Alfonso XIII, la otra mitad fue adquirida por la Administración de la Corona en 1925, que después de reformada, se puso en régimen de alquiler para residencia temporal y permanente.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Teatro Real Coliseo de Carlos III

Otro nombre del bien:
Municipio: San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0131/024
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 402926, UTM-Y: 4493986 / Longitud: -4º08’49», Latitud: 40º35’27»

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. Declaración: Decreto 300/1995, de 27 de diciembre, por el que se declara Bien de Interés Cultura en la categoría de Monumento a favor del teatro Real Coliseo de Carlos III, en el municipio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid). (Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid de 11 de enero de 1996). Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual: Bien de interés cultural- BIC- (declarado); Monumento; Declaración de bien de interés cultural de TEATRO REAL COLISEO DE CARLOS III – 30/03/95; Declaración de bien de interés cultural de TEATRO REAL COLISEO DE CARLOS III – 27/12/95; Comunidad de Madrid; Normas Subsidiarias y catálogo; Bueno; Recreativo-Cultural

Localización: Calle Floridablanca, 20
Acceso:
Superficie: 476 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien:

Descripción general: Teatro barroco clasicista; 1771- 1772; S. XVIII Jaime Marquet Obra de Jaime Marquet construida en 1770 por iniciativa de Carlos III, sobre esquema de teatro a la italiana: patio de butacas con dos pisos de palcos y un anfiteatro precedidos de vestíbulos que abrían a la calle. Las fachadas siguen una composición herreriana con muros revocados y recercados de granito con un pasadizo techado entre dos grandes arcos de sillería que conectaba directamente con la Primera Casa de Oficios para proporcionar una entrada discreta para la Corte. En 1869, pasa a manos privadas, se demolió el pasadizo y se remodeló la fachada. Tras años de abandono, se rehabilitó en 1978 con un proyecto de Mariano Bayón, añadiendo un pórtico de acceso de estilo neoclásico a la fachada.

Descripción del bien: Teatro barroco clasicista; 1771- 1772; S. XVIII Jaime Marquet Se construyó entre 1770 y 1771 por iniciativa del rey Carlos III. Su autor será Jaime Marquet, arquitecto francés establecido en España desde los años de Fernando VI y al que el nuevo rey le vinculo a su servicio en la dirección de Correos, donde construiría la Real Casa de Correos de Madrid y varias Casas de Postas , y en los Sitios Reales donde llegó a construir diversas obras, entre las que destacan los teatros de Aranjuez, El Pardo y San Lorenzo. Se sitúa en la calle de los Doctores ( Floridablanca ), mas allá de los Cuarteles de Infantería, en un solar rectangular que hace esquina con la Plaza de la Verdura ( Jacinto Benavente ). Su esquema es de teatro a la italiana, con patio de butacas sobre el que se montaban dos pisos de palcos y uno de anfiteatro, precedidos de vestíbulos que abrían a la calle, y en donde se sitúan dos escaleras laterales. La caja escénica es de dimensiones considerables al igual que la embocadura el escenario. El techo de la sala es plano colgado de la estructura de la cubierta y su sencilla decoración pompeyana se centra en el mecanismo que esconde la lámpara central. Las fachadas seguían la composición herreriana de muros enfoscados, en que los huecos se recercan de granito, y cubierta de pizarra sobre canecillos. En la fachada principal se construyó un paso elevado a la Primera Casa de Oficios para proporcionar una entrada discreta para la Corte, que consistía según el grabado de 1862 del libro de Antonio Rotondo, en un pasadizo techado entre dos grandes arcos de sillería. Completaban al teatro una serie de edificaciones a su servicio entre las que destacaba la trasera Casa de los Cómicos para los aposentos de los actores. Durante los años ochenta Juan de Villanueva realiza diversas reformas. En la Guerra de la Independencia se utilizara como cuartel de las tropas napoleónicas y sufrirá considerables desperfectos, que obligaran a su restauración en 1824. Después de muchas vicisitudes la Corona vende el edificio en 1869, manteniéndose desde entonces como propiedad particular. Su primera transformación será la demolición del pasadizo real sobre la calle remodelándose la fachada al parecer con poco acierto. En el siglo XX, además de cambiar su nombre por el Teatro de Lope de Vega, sufrirá el expolio del techo de la sala y otros daños en su remodelación como salón de cine. Hacia 1970 se producen una cadena de hechos, tanto desde la propiedad como desde el Ayuntamiento de San Lorenzo, que perseguirán la demolición del edificio. Poco después de creara la Sociedad de Fomento y Reconstrucción del Coliseo Real, que adquiere el edificio, segregado de la Casa de Cómicos que se derriba, y comienza su restauración realizada por Mariano Bayón y José Luis Marín que se termina en 1978, inaugurándose como teatro el 30 de abril por la Reina Doña Sofía. En esta restauración además de recuperar los espacios interiores devolviéndoles su esplendor original se construye un pórtico de acceso de estilo neoclásico. Estas obras recibirán en 1978 el Premio de Europa Nostra y en 1980 en premio Nacional de Restauración del Ministerio de Cultura.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Casa de Peláez o del Infante Don Gabriel

Otro nombre del bien: Casa del Infante Don Gabriel
Municipio: San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0131/025
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 403200, UTM-Y: 4493876 / Longitud: -4º08’38», Latitud: 40º35’24»

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. Declaración: Real Decreto 3456/1983, de 14 de diciembre, por el que se declara monumento histórico – artístico, de carácter nacional, la Casa de Peláez o del Infante don Gabriel, en San Lorenzo de El Escorial (Madrid). (Boletín Oficial del Estado de 14 de febrero de 1984). Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual: Bien de interés cultural- BIC- (declarado); Monumento; Declaración de Bien de Interés Cultural de CASA DE PELAEZ O DEL INFANTE – 13/10/82; Declaración de bien de interés cultural de CASA DE PELAEZ O DEL INFANTE – 14/12/83; Comunidad de Madrid; Normas Subsidiarias y catálogo; Bueno; Residencial, educativo

Localización: Calle del Rey, 38
Acceso:
Superficie: 3871 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien: La torre-fortaleza de Campillo parece remontarse al siglo XV, cuando a instancia del rey Enrique IV se levanta como bastión defensivo ante la presión de sus poderosos vecinos: la Casa de Mendoza, condes del referido Real de Manzanares y marqueses de Santillana. Esto explica su imagen original, que en parte se conoce por vistas pictóricas fechadas al poco de su adquisición real, consistiendo en un volumen potente y cúbico, de planta cuadrada de (23 x 23) m y altura similar a la actual. Su aspecto defensivo se lo proporcionaba una gran solidez constructiva, con gruesos muros de 2 m de espesor y fábrica de mampostería concertada con sillares en los ángulos, así como las garitas cilíndricas, que en éstos sobresalían, y los matacanes en los centros de cada lado, ambos a la altura de la cornisa, sobre la que pudo levantarse un perfil almenado. En el centro de la severa casa fuerte de la ¿fresca y llana dehesa¿ de Campillo existiría un patio de armas, tal vez cubierto y rodeado por una crujía de dependencias, al modo de otras torres del homenaje castellanas de su centuria con las que se relaciona, como las de Oropesa y Guadamur, Arenas de San Pedro, Belmonte de Campos, Sobradillo, Iscar, etc La composición actual de Campillo, no obstante, es fruto de las reformas promovidas en el cruce de los siglos XVI y XVII, ya siendo posesión de la Corona, cuando se pretendió despojarla de su pasado medieval, conservándose de entonces, como elemento más reconocible, su fábrica y su portada, situada en el centro del alzado sur y configurada por un arco de medio punto, con grandes dovelas de piedra y alfiz remarcándolo. El primer arquitecto encargado de intervenir en la fortaleza fue el maestro mayor de las obras reales Francisco de Mora, quién en 1595 proponía: la supresión en el piso bajo de las caballerizas y el mantenimiento de su sala para los criados, ejecutando una chimenea, que se conserva; la adecuación de la habitación cuadrada del nivel primero para la capilla de S.M., suprimiendo la doble altura del zaguán; y la distribución de los cuartos reales privados en el segundo o principal, los de Felipe II posiblemente en la crujía del mediodía y los de la infanta Isabel Clara Eugenia, su hija, mirando al cierzo. En el centro de este nivel, y en toda la altura restante del edificio, se mantendría el referido patio cuadrado, seguramente cubriéndolo con un forjado horizontal, que ocultaba la armadura del tejado, sustituyendo a otra solución, pues en los documentos se menciona la existencia de un cimborrio en el último nivel. Las cinco alturas quedaban comunicadas por una elegante escalera, toda de piedra, situada en el ángulo sureste, próxima a la entrada, la cual habría de ser reparada o reconstruida por Mora, de modo que resultaría su planta cuadrada y de cuatro tramos sobre zancas abovedadas, alrededor de un gran ojo central, del que se protege con un antepecho ciego labrado, existiendo en su arranque un pozo que comunica con largas galerías subterráneas, sin duda para la traída de agua. Además, cerca del ángulo noreste, adosó el arquitecto a la fachada un curioso cubo semicircular de cantería, de escasa sección y macizo, excepto a cota inferior, con tres puertas que abren al exterior, y en el tejado, el cual es posible que tuviera otras conexiones en las demás plantas, hoy cegadas, pues como algún autor sugiere podría haber sido usado como montacargas para las viandas En cuanto a los alzados, Francisco de Mora los reformaría siguiendo cánones clásicos, horadándoles hasta hacerles perder su carácter masivo y cerrado, propio de toda torre fortificada. De este modo, habría de crear tres ejes verticales de huecos en cada frente, con nuevas ventanas abalconadas, rectangulares, bien proporcionadas, aunque aprovechando en parte las antiguas, al aumentar el ancho de las medievales o saeteras, y tapiando las discordes con la composición. Va a ser un nuevo rey, Felipe III, el que encargue a su arquitecto Juan Gómez de Mora, sobrino y sucesor del precedente, nuevas reformas notables en Campillo a partir de 1612, que básicamente consistieron en la reforma de los frentes del patio interior y la supresión de los garitones o matacanes medievales de los exteriores, contradictorios y faltos de armonía con la solución clasicista, unas obras que, por falta de liquidez, se prolongarían hasta 1624. De las dos, la más importante sería la primera actuación, aun cuando su diseño pudo recoger lo hecho por su tío cuatro lustros antes, resultando un magnífico espacio, a modo de sala de armas o representaciones, obra singularísima de la escuela herreriana configurada por dobles arcos de medio punto, de piedra, adovelados y superpuestos en los lados oriental y occidental, con puertas adinteladas en los restantes, con guarniciones sencillas de cantería y destinadas a las diferentes habitaciones. Como el piso intermedio o tercero se abría al vacío, se rodeó su perímetro con un forjado de madera volado, que haría las veces de corredor, cerrado por una baranda del mismo material, mientras que el cuarto quedo conformado en todas su orientaciones con un triforio con triples arcos de piedra de medio punto, en armonía con los inferiores. A juicio del propio Gómez de Mora, Campillo habría de acabar resultando una casa fuerte, adaptada a los nuevos usos sociales, para que los reyes, su séquito y sus criados pudieran residir en ella cuando acudían a disfrutar de las actividades cinegéticas, logrando en ¿poco sitio¿. mucha comodidad¿. A ello también habría de contribuir el levantamiento entre 1612 y 1613, y en las proximidades de la torre, de una fuente rústica de piedra junto a la colada que unía aquélla y la iglesia, al parecer ahora bajo la advocación de Santa Filomena, y que se dirigía a Monesterio, así como unas casas de oficios y caballerizas. Éstas constan de un solo piso y planta en U, con una interesante solución en la fachada del brazo central y mayor, ocupado por las segundas, a base de puertas y huecos cuadrados superiores para ventilación e iluminación, que se repiten uniformemente. El interior lo conformaba una gran nave abovedada, amplia y despejada, cerrada por los dos brazos extremos, que se destinaban a viviendas. Se convirtió así esta posesión en lugar del favor real, por ser mucha su caza mayor y menor, eligiéndola simbólicamente Felipe IV para despedir en uno de sus altozanos al Príncipe de Gales, tras su visita a la corte española, encomendándole en 1623 al mismo Gómez de Mora la erección en este punto de una columna trofeo a modo de remembranza, que se conserva en gran medida. Es una afición por Campillo que permanece constante en la dinastía sucesora, la Casa de Borbón, hasta el punto de ser muchas veces preferida por sus príncipes e infantes en vez del palacio del Monasterio como sitio de pernocta, especialmente en sus desplazamientos a La Granja y Madrid durante el siglo XVIII.

Descripción general: Casa palacio:1770- 1776; S. XVIII De autor desconocido, esta casa-palacio se construyó para alojamiento de las familias de los infantes, hijos de Carlos IV. Se organiza entorno a dos patios alargados, con fachadas de sillería, combinado con revocos en la última planta, en las que destacan las esquinas curvas. En la fachada principal a la lonja, se conserva el orden de las casas de oficios y el monasterio, con un ritmo continuo y uniforme de huecos, cuyas guarniciones resaltan sobre el paramento liso de piedra. Ha sido objeto de una profunda reforma para centro de estudios universitarios.

Descripción del bien: Casa palacio:1792-1803-1808; S. XVIII-XIX El proyecto de este edificio es de 1792, pero su propietario no puede llevar a cabo las obras y en 1803 se pone a la venta. Se interesan por ella los Infantes Carlos María Isidro y Francisco de Paula, hijos de Carlos IV para el alojamiento de sus familias en su estancia del Sitio Real. Se atribuye al arquitecto Juan de Villanueva su reforma y ampliación entre 1803 y 1808. Después de la Guerra de la Independencia, sigue un periodo de abandono hasta finales del siglo XIX, que pasa a propiedad municipal. En 1909 es adquirida por el abogado José Peláez Urquina y será conocida como ¿Casa de Peláez¿. Se trata de un caserón de planta mas bien rectangular, excepto en el frente al Camino de Madrid con el que se alinea, organizado en torno a dos largos patios paralelos. El fuerte desnivel del terreno existente entre sus dos frentes hace que el principal a la calle Infantes tenga una planta baja de gran altura, con entreplanta y dos plantas superiores, y en el frente posterior solo asomen estas dos, perfilándose en los frentes laterales. Sus fachadas son de sillería, completa la principal y las plantas bajas de las demás, siendo la ultima planta revocada, con huecos recercados, una potente cornisa y cubierta de pizarra con buhardillas. Una peculiaridad de este edificio es que tiene las esquinas redondeadas, motivo infrecuente en San Lorenzo y en las obras de Juan de Villanueva. Hacia 1980 se realizan unas importantes obras dirigidas por Miguel Oriol para su conversión en un centro de estudios universitarios en las que prácticamente se vaciara el edificio y se reedificará de nueva planta. (Edificio Euroforum). Descripción constructiva: La casa tiene planta rectangular, con su lado mayor casi cinco veces el menor, y tres niveles, semisótano de acceso, bajo y principal, además de las buhardillas, por lo que presenta una imagen muy horizontal. La gran pendiente del terreno provoca diferencias de alturas entre la fachada principal y posterior, debiendo situarse el piso bajo en la cota superior, al que se puede acceder directamente del patio largo, estrecho y de servicios que separa, que separa el edificio del nuevo muro de contención del plantel, provocando la aparición de un semisótano, visible en los frentes laterales, y fundamentalmente hacia la lonja, a modo de basamento ciego sobre el que se apoya el edificio, solo roto en el extremo con los accesos; dispuestos simétricamente creando ejes compositivos perpendiculares a la fachada. En la fachada principal a la lonja, se conserva el orden de las casas de oficios y el monasterio, con un ritmo continuo y uniforme de huecos, cuyas guarniciones resaltan sobre el paramento liso de piedra. También las líneas de imposta altean su desnudez, dividiendo las tres alturas, y la sencilla cornisa que le separa de la cubierta abuhardillada. El frente posterior, de solo dos pisos, debido al desnivel, el muro esta enfoscado y se reserva las piedras para las impostas, cornisas, recercados de huecos y cadenas de las esquinas, lo que acentúa la intención de tratar este alzado como secundario, nunca visto frontalmente de forma completa.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Finca Monesterio

Otro nombre del bien: Casas Reales de Campillo y Monesterio
Municipio: San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0131/027
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico: I-86
Georeferencia: UTM-X: 411057, UTM-Y: 4499135 / Longitud: -4º03’06», Latitud: 40º38’17»

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – . Incoación: Resolución de 30 de octubre de 2003.. Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual: Bien de interés cultural -BIC- (incoado); Monumento; Declaración de Bien de Interés Cultural de FINCA «MONESTERIO» – 30/10/03; ; Comunidad de Madrid; Normas Subsidiarias y catálogo; Ruina parcial; Agropecuario

Localización: Polígono 3 Parcela 3. El Porche.,
Acceso:
Superficie: 233451 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien: LA DEHESA DE LA HERRERÍA ACTUALMENTE PROPIEDAD DE PATRIMONIO NACIONAL, SE ENCUENTRA SITUADA AL SUR Y AL ESTE DE EL ESCORIAL, EN LOS TERRENOS DE AMBOS TÉRMINOS MUNICIPALES. LIMITA AL NORTE CON LA M-536 CARRETERA DE ROBLEDO Y AL SUR CON LAS LADERAS DE LAS MACHOTAS. SE TIENE CONSTANCIA DE SU EXISTENCIA EN ESTA ZONA DESDE EL SIGLO XIII, YA EN EL LIBRO DE MONTERÍA DE ALFONSO XI SE HABLA DE LA EXISTENCIA EN ESTA ZONA DE FERRERÍAS. DESPUÉS SE USARÍA COMO TIERRA PARA EL GANADO EXPLOTADO PARA SU PROPIETARIO POR FAMILIAS QUE VIVÍAN EN CASAS PAJIZAS O HERRENES. SE CONSTRUYÓ UNA IGLESIA PARA LOS SERVICIOS RELIGIOSOS MÍNIMOS DENOMINADA NUESTRA SEÑORA DE LA HERRERÍA EN LOS SIGLOS XV Y XVI. LA DEHESA PERTENECIÓ A JUAN GÓMEZ DE SAN ROMÁN. PASARON POR AÑOS DE MAYOR O MENOS ESPLENDOR HASTA QUE FELIPE II LAS COMPRARA EN 1562 PARA LA PROPIEDAD DE LA CORONA POR 15000 DUCADOS DE ORO. DE ESTA FORMA EL MONASTERIO QUEDARÍA RODEADO DE UNA MASA VEGETAL EXTENSA PARA RESALTAR SU BELLEZA. SE DISEÑAN LOS ESPACIOS QUE SERÍAN DEDICADOS A DIFERENTES ACTIVIDADES: LAS HUERTAS, LOS PRADOS Y EL APROVECHAMIENTO DE CURSOS DE AGUA. DURANTE EL SIGLO XIX LAS DIFERENTES FUENTES NATURALES QUE EXISTÍAN EN LA HERRERÍA SE CANALIZAN, REALIZANDO EN SU ENTORNO PEQUEÑAS CONSTRUCCIONES PARA EMBELLECERSE.

Descripción general: Finca Monesterio: siglos XVI-XVII Campillo y Monesterio son testimonios de un poblamiento medieval desaparecido por los deseos de su reconversión del rey Felipe II y del gusto generalizado de los Austrias y Borbones por el contacto con la naturaleza escurialense. Son, además, piezas únicas de arquitectura que reflejan el pensamiento herreriano, de Francisco de Mora y su sobrino Juan Gómez de Mora, todas condiciones suficientes que exigirían su permanente protección y la de su entorno, indisociablemente. Los restos de la Casa de Monesterio se fechan a finales del siguiente XVI, siendo la imagen actual fruto de las actuaciones de los arquitectos Francisco de Mora y su sobrino Juan Gómez de Mora. El edifico consta de dos plantas y tres crujías paralelas a las fachadas laterales y dos galerías en las en la fachada principal y posterior. La primera planta a la que se llegaba por sendas escaleras, una en la crujía norte y la otra en el sur, contaba con dos galerías en las fachadas mas cortas. Su fábrica de sillería perfectamente labrada y encajada, y su cubierta posiblemente en su origen de pizarra, en la actualidad es de teja curva, y hoy en día en estado ruinoso. Quedan así mismo restos de la puerta de acceso perteneciente posiblemente a la casona edificada por Don Gutierre de Cárdenas, formada por un arco de medio punto con largas dovelas rematado por alfiz. La ocupación de la Casa durante la Invasión Francesa y el abandono sufrido desde 1839, han supuesto el desmoronamiento de sus pórticos. Ambas, Campillo y Monesterio, permanecieron vinculadas a los bienes de la Corona hasta la desamortización de 1868, en que habrían de pasar a manos privadas. Además de la Casa, se conservan los tres puentes que salvaban el Guadarrama, y los dos Guateles en el camino que enlazaban Campillo con Monesterio. Construidos inicialmente en madera con pilas pétreas, se sustituyeron por unos más sólidos en sillería coronados por un chapitel, un pináculo y una bola, también pétreos. Los puentes que salvaban los Guateles son en sillería, de un solo arco, con pretil, presentando un muro que sirve de apoyo al tablero, construido en sillares finamente labrados.

Descripción del bien: Finca Monesterio: siglos XVI-XVII Francisco de Mora, Juan Gómez de Mora La Finca Monesterio, al igual que Campillo tuvieron como origen común el haber pertenecido de antiguo al Real de Manzanares, segregados y adquiridos después para señorío del linaje de los Cárdenas y vendidos finalmente por su titular el Duque de Maqueda al rey Felipe II en 1595. No queriendo el Monarca otro vecindario en el Real Sitio de San Lorenzo, al que se incorporaron, que el existente en la cercana villa de El Escorial, decidió nombrar una comisión en la Junta de Reales Bosques para la adquisición de todas las casas, su desalojo y consiguiente derribo, a excepción de las dos citadas principales, y en Campillo además la iglesia de la Santísima Trinidad. Este fin no era otro que convertir los antaño lugares y sus términos en dehesas dedicadas especialmente a la caza y sus casas-fuertes a actividades lúdicas y de descanso de la familia real, cercando a aquéllas y uniendo éstas con una calle recta plantada de olmos. Su custodia fue entregada a los monjes jerónimos del Real Monasterio. El camino de unión con Campillo se acondiciona a partir de 1606, a la par que se produce el derribo definitivo, en uno y otro lugar, de las antiguas casas vecinales. Sin embargo, las actuaciones que en ella realizan los Habsburgo coinciden en el tiempo con las de la segunda, pero no en cuantía. Y es que pasaron de la rehabilitación de lo existente, es decir, del caserón levantado en 1503 por el Comendador Mayor de León don Gutierre de Cárdenas, quién atendía así a una orden de Isabel la Católica para que pudiera ser utilizado por la corte como residencia en sus periplos castellanos, a su ampliación con un nuevo palacio. Sin embargo, no se conocen bien los límites de la intervención que en esta casa realizan Francisco de Mora y su sobrino Juan Gómez en poco más de dos décadas, pues si el primero no veía necesario en 1596, el año de su adquisición, más que obras para su buen funcionamiento, como el retejado y la colocación de puertas, al siguiente se ocupaba de trazar dos escaleras de piedra para el interior, las cuales podrían coincidir con las únicas que muestran las trazas conservadas. En este caso, Mora podría haber iniciado por orden de Felipe II el nuevo palacete de Monesterio, más quizás una ampliación de la antigua casa-fuerte, según lo expresado en dicha documentación gráfica, donde los muros parecen prolongarse, mientras que a Juan Gómez de Mora se debería su finalización a partir de 1613, tras el regreso de la Corte a Madrid siete años antes. Así se desprende de una concisa orden de Felipe III, mandándole ejecutar la planta de la referida casa y aderezar la de Campillo, por lo que en el primer caso podría intuirse una actuación sobre trazas existentes, las de su tío, que el sobrino pudo perfeccionar y mejorar. Incluso este mismo parece desvincularse de la autoría de Monesterio cuando en su célebre Relación de las Casas de S.M. de 1626 señala que la hizo Felipe II, es decir, en el reinado anterior. Así también parece desprenderse de la realización por parte de Juan Gómez del desembarazo del terreno de toda antigua construcción, seguramente derribando los restos de la vieja casa de los Cárdenas, excepto su portada gótica adovelada, que se integró en la cerca, y la apertura de un explanada ante la fachada oeste, pues se corresponde con la antigua orden recibida por Mora en 1603, pidiéndole la eliminación de todas las paredes viejas que había alrededor de la edificación de Monesterio, sino fuere a la entrada principal de las misma, que mira a la fortaleza del Campillo, donde podría quedar una como ¿placeta¿. Además, se replantearía una huerta y un jardín al mediodía. A poniente situó, por tanto, la entrada pública, mediante un cuerpo constituido por cinco arcos sobre pilares cuadrados de orden toscano en el piso bajo y otros tantos balcones rasgados en correspondencia en el superior, resaltando levemente las líneas de imposta y cornisa y los encadenados de las esquinas, y rematado por un frontón recto, cuyo centro se horadaba con un óculo para ventilación. En cambio, en el frente opuesto, se exigió una puerta secundaria para que S.M. pudiera ¿salir sin que le viera la gente¿, manteniendo así su privacidad, una solución en quiebro, similar a la de otras residencias reales, que supone una pervivencia de raíz mudéjar. Aquí, para lograrlo, Mora, o Gómez de Mora, va a dar una respuesta de fuerte acento manierista, pues sin renunciar a la simetría decide crear una falsa fachada, un telón que se adosa a la fábrica exterior, al menos en el piso inferior, de modo que usando los mismos recursos compositivos oculta la salida del rey que se esconde. Es un efecto fingido, además acentuado con el claroscuro y el sutil movimiento de las masas. Las referencias formales palladianas son inmediatas, Saraceno, Zen, y Monesterio tiene, en este sentido, mucho de ejercicio compositivo de un arquitecto que ha aprendido y continua aprendiendo de los tratados de la época y de sus contactos con los artistas italianos de la Corte, pero reinterpretados con libertad. El tema de la galería porticada será recurrente en las conexiones que Juan Gómez de Mora establece entre la arquitectura y la naturaleza, una simbiosis sumamente interesante en esta casa de Monesterio, que se refleja también en su planta rectangular (120 x 60) m, organizada por tres crujías paralelas longitudinales y dos transversales extremas de menor luz, cuyo esquema repite tanto en el nivel inferior como en el superior. Para comunicarlos existían las dos referidas escaleras, en posición equidistante y diagonal, la occidental de tres tramos y la oriental de dos, quedando justo en el centro un gran salón rectangular, representativo o festivo, sin luz natural pero abierto a las distintas salas que lo rodeaban y comunicado con los pórticos por sendos zaguanes cuadrados. Maltratada la casa de Monesterio durante la Invasión Francesa, que la dejó sin puertas y ventanas, y abandonada desde 1839, estos hechos supondrían el desmoronamiento de sus pórticos, pero permanecería vinculada a los bienes de la Corona, como Campillo, hasta la desamortización de los mismos durante la Revolución de 1868, en que habrían de pasar a manos privadas.

Bienes muebles:

Justificación: GÓMEZ DE MORA, Juan (1586-1648)
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Real Sitio de El Escorial constituido por el ámbito delimitado por la Cerca Histórica de Felipe II

Otro nombre del bien:
Municipio: El Escorial, San Lorenzo de El Escorial, Santa María de la Alameda, Zarzalejo

Código: CM/0000/093
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 406269, UTM-Y: 4495353 / Longitud: -4º06´28´´, Latitud: 40º36´13´´

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Sitio o Territorio Histórico. Declaración: Decreto 52/2006, de 15 de junio, por el que se declara bien de interés cultural, en la categoría de territorio histórico, el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial constituido por el ámbito delimitado por la Cerca Histórica de Felipe II. (Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid de 21 de junio de 2006). Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual:

Localización:
Acceso: El Real Sitio de El Escorial se encuentra sobre una pequeña loma cerrada por el río Aulencia de un lado, y el arroyo de Lavar por otro.
Superficie: 98015719 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien: Desde el primer momento, Felipe II tuvo la intención de dotar al monasterio de recursos propios, al mismo tiempo que deseaba crear un entorno agradable con la finalidad de que fuera un lugar de reposo donde pudiera retirarse y practicar la caza, una de sus aficiones preferidas; en ese sentido, el lugar escogido reunía las condiciones de riqueza paisajística y cinegética requeridas. Con esa intención, el monarca comenzó a comprar tierra y fincas de los alrededores desde muy pronto, antes incluso del inicio de la construcción del monasterio. La primera de estas fincas fue «La Herrería», a la que siguirían «La Fresneda», «La Granjilla» (formando parte de la Granjilla) , Campillo y Monesterio, completándose el conjunto con la agregación del núcleo poblacional de El Escorial: Estos cinco elementos formaban el señorío de abadengo que regían los jerónimos. El territorio resultante, como suma de todas estas propiedades, evidencia la complejidad del sistema jurisdiccional de esta época y su enorme diversidad geográfica, que se encontraba perfectamente delimitado y protegido por una Cerca que aún conserva en gran parte su trazado

Descripción general: Real Sitio de El Escorial: ámbito delimitado por los términos municipales de San Lorenzo de El Escorial, El Escorial, y una pequeña parte de Zarzalejo y Santa María de la Alameda. S XVI-XVIII

Descripción del bien: El Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial está constituido por un territorio histórico bien delimitado por la Cerca propiamente dicha , comprendiendo la casi totalidad de los términos municipales de San Lorenzo de El Escorial y El Escorial, y una pequeña parte de Zarzalejo y Santa María de la Alameda. S XVI-XVIII La elección de Felipe II de este paraje en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama para levantar un conjunto que sirviera de monasterio y residencia real en conmemoración de la batalla de San Quintín, dió lugar a todo un programa de infraestructuras de manera que el monasterio no se concibe como un elemento aislado en el paisaje, si no que pasase a ser la pieza principal de un complejo sistema al que pertenecen, tanto las numerosas edificaciones relacionadas con el conjunto principal, como las estructuras viarias que comunican, ya sea las diferentes áreas que componen el sistema escurialense entre sí, ya sea éstas con Madrid. Este gran territorio destinado al monasterio abarcaba las grandes fincas de La Herrería, La Fresneda o Granjilla, Campillo, Monesterio y el núcleo poblacional de El Escorial, y se justificaba por la intención de Felipe II de dotar al monasterio de recursos propios, y de un entorno agradable, que fuera un lugar de reposo donde pudiera retirarse y practicar la caza. EL MONASTERIO: En 1563 comienzan las obras del monasterio, que se convertirá en el eje central de todo un complejo y vasto entramado de posesiones que contribuían al mantenimiento y solaz de la corte. El proyecto del complejo del palacio y el monasterio fue planteado por Juan Bautista de Toledo en 1563, fecha en que también se coloca la primera piedra, en 1586 se terminaban las obras con el concurso de Juan de Herrera tras la muerte de Juan Bautista de Toledo. El diseño corresponde a una planta que toma como modelo la parrilla donde recibió martirio San Lorenzo. El estilo con que realizó la obra creó escuela, pasando a conocerse como estilo herreriano. El espacio se organiza en base a patios interiores y queda dividido simétricamente por el cuerpo de la iglesia y el gran patio que la precede, lo que permite situar a un lado la residencia del rey, y al otro las dependencias del Monasterio. Este complejo queda rodeado por jardines y huertas y un amplio estanque. Paralelamente a la construcción y ornato, el Rey se preocupó de dotar de importantes infraestructuras que permitieran la comunicación y un buen nivel de abastecimiento. Hasta la llegada de Carlos III no se intervino en el Real Sitio desde la perspectiva del urbanismo, quien vio la necesidad de dotar al asentamiento de un trazado urbano y de un reglamento que permitiera la construcción de edificios residenciales aptos para satisfacer la demanda de alojamiento de una población creciente. Para ello, el Rey recurrió al arquitecto Juan de Villanueva, quien, partiendo del esquema que ya hubiera creado Juan de Herrera en las casas de oficios, creó un ingenioso entramado de plazas y calles que jugaban con el desnivel del terreno. Villanueva tomó también el modelo herreriano para la arquitectura doméstica y monumental, de manera que el resultado ha sido totalmente armónico con el conjunto del monasterio. EL ENTORNO DE LA CERCA: Según una antigua descripción, el muro de la Cerca abarcaba 10 leguas de circunferencia (unos 55 kilómetros) y de 10 a 12 pies de alto (entre 3 y 3,5 metros). Está realizada en piedra seca, y en ella se abrían 10 puertas que comunicaban el terreno acotado con el entorno, algunas de las cuales estaban reservadas sólo para el monarca. El monarca se quedaba para su único disfrute la riqueza cinegética del señorío, mientras que la comunidad de religiosos detentaba la explotación agrícola y ganadera, aunque no podía acrecentar su patrimonio adquiriendo más terrenos. Todo ese territorio estaba perfectamente delimitado y protegido por una Cerca que aún conserva en gran parte su trazado. El perímetro acotado se extendía desde las Navas, situada encima del Batán, siguiendo por la cañada hasta el arroyo del Cascajal, de aquí se dirigía hacia la sierra, llegando al Barracón, para subir hasta cerca del Risco Benito, coronando la cumbre por la cuerda hasta la Naranjera y, tras hacer un quiebro, llegar a la Portera del Cura y al Pico de Tres Cruces. De aquí bajaba en línea recta hasta la carretera de Guadarrama y continuaba por el llano separando los términos de Guadarrama y Villalba del de El Escorial, llegando al Puente del Herreño, desde donde se dirigía a las Zorreras y Navalquejigo, encaminándose después hacia el Tercio, para, desde aquí, ir hacia el camino de Valdemorillo, el Chicharrón, Prado de los Reyes y los Ermitaños, subiendo finalmente a Entrecabezas y, tras hacer un quiebro, cerrar el coto en el Batán. ELEMENTOS QUE COMPONEN Y COMPLETAN EL REAL SITIO Se considera que también forman parte del Territorio Histórico cuantos bienes inmuebles componen el rico patrimonio arqueológico existente. Aunque no estén directamente relacionados con el complejo escurialense. Especialmente relevante se muestra el conjunto de yacimientos de la finca Monesterio, situado en la ribera norte del río Guadarrama. Han aparecido restos diversos de cronología romana, algunos de carácter monumental. Se conocen además, asociados a la calzada del ¿Camino de Monesterio¿ o ¿Colada de Villalba¿, numerosos restos arqueológicos, o elementos relacionados con el complejo escurialense. En el interior de este perímetro se localizan, el propio monasterio con sus espacios y edificaciones anejas: la Lonja, el Salón, la Botica, la Galería de Convalecientes, el Paso a la Compaña, la Compaña y las Casas de Oficios, la Casa de los Doctores, la Casa de Jacometrezo y los cerramientos y puertas de los jardines y huertas del S.XVI, los jardines de los Frailes y del Palacio, el Estanque Grande, la Cachicanía y el Pozo de nieve, todo lo cual data del S.XVI, y, la Casa de Infantes, de la Reina y la Tercera Casa de Oficios, La Cantina, la Casa de las Pizarras y la Casa de los Infantes hijos de Carlos IV, del S. XVIII. Conjuntos anejos del S.XVI: la finca de La Herrería con sus puertas, casas de Guarda, puentes, fuentes, Batán y Molinos, Ermita de la Virgen de Gracia, ¿Silla de Felipe II¿ y ¿Púlpito¿; la finca Granjilla ¿antigua finca Fresneda- con sus cerramientos de puertas, Iglesia de San Juan, Casa del Rey, Casa de los Frailes y construcciones auxiliares, puentes, jardines y estanques,; la finca Campillo con las ruinas de la casa principal, Torre-Palacio (caballerizas, fuente y Ermita de Santa Filomena), La Solana y La Pizarra, y la finca Monesterio con su construcción principal, la portada del antiguo Palacio y el Molino de Papel en Monesterio. También los elementos, hitos y construcciones del Real Coto de Caza: el Mirador del Rey, el Mirador de la Reina y el Canto de Castejón. Conjuntos anejos del S. XVIII: la Casita de Arriba o del Infante y La Casita del Príncipe o de Abajo, con sus parques y elementos principales. En los núcleos urbanos de San Lorenzo de El Escorial con su conjunto histórico y El Escorial se encuentran otros bienes de interés cultural: la Colonia Pinar de Abantos, el Teatro Real Coliseo de Carlos III la Casa Peláez o del Infante, la iglesia parroquial de San Bernabé y el Monasterio de Prestado. Así mismo, se encuentran las construcciones auxiliares de abastecimientos de aguas de los siglos XVI y XVIII. Traída del S.XVI, Canal de El Escorial con dos viajes: Viaje Arca de San Juan-Arcadel Romeral y Viaje del Arroyo del Romeral; y traída del S.XVIII: Presa vieja del Romeral y Arca de Carlos III, Presa del Infante, Viaje y Acueductos y Presa del Batán. Aparte de estas construcciones se deben señalar los tres pozos de nieve en Cuelgamuros, el pozo de nieve de la Pizarra, el de Santa María de la Alameda y Batán y molinos. De igual modo, los Caminos del Sitio Real con los elementos que los constituyen que se encuentran dentro del ámbito de la Cerca: el Camino de Madrid a El Escorial y al Monasterio, por Torrelodones, S. XVI-XVII, el Camino de Madrid a El Escorial y al Monasterio, por Brunete y Valdemorillo, S. XVI-XVIII, el Camino del Monasterio a Campillo y Monesterio, S. XVI-XVIII, el Camino de Madrid a El Escorial y San Lorenzo, por Las Rozas y Galapagar, S.XVIII y el Camino del Real Sitio de San Lorenzo al Real Sitio de San Ildefonso, S. XVIII.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Casita del Príncipe de Asturias o Casita de Abajo, los Jardines

Otro nombre del bien: Casita del Príncipe o de Abajo de El Escorial
Municipio: El Escorial, San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0000/131
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 403580, UTM-Y: 4493429 / Longitud: -4º08´21´´, Latitud: 40º35´09´´

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. Declaración: Decreto de 3 de junio de 1931 declarando monumentos Históricos-Artísticos, pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional, los que se indican. (Gaceta de Madrid de 4 de junio de 1931) «Artículo 2. Se declaran igualmente como comprendidos en esta relación los Palacios y Jardines que pertenecieron al Patrimonio de la Corona, hayan sido, o no, entregados a los Ayuntamientos respectivos». Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual:

Localización: Avda Reyes Católicos, 1
Acceso:
Superficie: 449727 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien:

Descripción general: Casita del Principe. Neoclasicismo. 1771-1784. siglo XVIII Juan de Villanueva La Casita del Príncipe o de Abajo y sus jardines fueron construidos para el futuro Carlos IV por el arquitecto Juan de Villanueva entre 1771 y 1784, a unos 750 m al sudeste del Monasterio en unos terrenos de fuerte pendiente. El conjunto se ordena mediante el gran eje longitudinal que, desde los pabellones de acceso, recorre el jardín delantero, la Casita y el jardín trasero, con su tratamiento aterrazado, para entroncar por el norte con el viario de acceso desde el Monasterio. El palacete se construyó en dos fases: entre 1771 y 1773. A la primera fase corresponde el cuerpo principal, de planta rectangular y con una única altura, excepto en su núcleo central, donde hay dos. Éste integra un pórtico de cuatro columnas dóricas y cornisamento, sobre el que descansan una balconada y dos pequeñas columnas dóricas, que dan forma a la elegante fachada principal, orientada al este. En la segunda etapa, Villanueva ideó un eje perpendicular, que, partiendo de la cara posterior del citado núcleo central, se prolonga hacia el oeste, configurándose una planta con forma de T invertida. La ampliación supuso integrar dos nuevas dependencias, denominadas Salón Grande y Sala Ovalada, y un pórtico con dos columnas jónicas. Los jardines, responden a la traza de Villanueva que recupera el tipo aterrazado del Renacimiento italiano, ayudado en una primera etapa por el florentino Luis Lemmi en calidad de jardinero mayor. Se distribuyen en dos zonas: la primera de ellas se extiende alrededor de la fachada principal, orientada al este, e integra una plaza circular, decorada con una fuente, de la que parten ocho calles radiales. La segunda, realizada durante la segunda fase se sitúa en la parte posterior del edificio, al oeste, y presenta un trazado hipodámico, estructurado a partir de un gran estanque.

Descripción del bien: Casita del Principe. Neoclasicismo. 1771-1784. siglo XVIII Juan de Villanueva El conjunto, en un terreno en fuerte pendiente segregado de la Dehesa de la Herrería, se compone de cuatro partes diferenciadas, cada una de ellas dispuesta en una terraza: el jardín focalizado con los pabellones de acceso desde la carretera de Madrid, el palacete y dependencias de servicio con el jardín posterior de cuadros con arbolado, otro jardín de cuadros bajo la alberca o reservado y el jardín superior ¿estos dos últimos dentro de un mismo ámbito, el nuevo jardín de poniente. La Casita de Abajo, que sustituyó a unas barracas existentes en ese punto, fue construida para el futuro Carlos IV por su arquitecto Juan de Villanueva entre 1771 y 1784, en dos fases sucesivas: la primera, entre 1771 y 1775, en la que se erigieron el cuerpo principal y las dependencias de servicio, así como la ordenación primitiva del entorno, y de 1781 a 1784, la segunda, con el salón posterior y los jardines definitivos. Su composición arquitectónica recuerda al Museo del Prado en Madrid. En el acceso principal se disponen los pabellones de entrada y unas garitas con fuentes y pórticos laterales que enmarcan el ingreso, con una puerta de rejería que permite el paso al primer jardín de trazado radial de cuadros bajos ¿con coníferas de plantación posterior- y fuente circular en el eje longitudinal, que lleva a una terraza o lonja donde se encuentran las edificaciones principales; dos puertas de hierro de doble hoja de carácter monumental permiten el acceso lateral a dicha lonja y constituía la oriental la entrada más habitual al conjunto. El cambio de nivel se salva con un muro de contención que incorpora unos magníficos canapés de granito y rampas italianas. El palacete original organiza, de forma transversal al eje de entrada, un cuerpo de configuración ternaria y simétrica: una parte central de dos alturas más dos laterales con una y ático, prolongadas mediante dos pequeños pabellones adintelados con columnas toscanas que sirven de paso a las dependencias de servicio extremas y, a su vez, conectan la lonja de acceso con el jardín posterior; estas edificaciones laterales presentan una sola planta sobre un terreno en pendiente descendente hacia las puertas del jardín. Se accede a la residencia por la parte central de más altura a través de un pórtico tetrástilo de orden toscano dispuesto sobre unas gradas; dicho pórtico sostiene una terraza con barandillas de hierro que sirve a la planta alta, rematada con una cubierta de cinc de ligero carácter rococó que enfatiza el eje principal. La puerta de entrada se acompaña de dos huecos rehundidos con un pequeño banco, mientras que en planta alta, como en la vecina Casita de Arriba, introduce el arquitecto dos columnas jónicas dispuestas in antis. En los cuerpos laterales y de forma simétrica aparecen dos huecos con guardapolvos y alféizar de granito, material utilizado en la totalidad de la fachada, y, sobre la imposta que separa el ático, se abren pequeños huecos de sencilla factura similares a los de las dependencias secundarias. La planta de la Casita, como se ha dicho, responde a una organización tripartita y tiene forma de ¿T¿ invertida: el área central, con el pórtico de acceso que contiene el vestíbulo y un paso hacia la ampliación, comunicado a su vez con la escalera de mármol que lleva a la primera planta ¿preparada en Madrid y trasladada y montada en El Escorial- y, continuando por el eje de entrada, se dispone el nuevo salón de baile y una saleta ovalada que sirve de vestíbulo al ingresar desde el pórtico posterior del jardín; a ambos lados del sector central se desarrollan los dos cuerpos laterales, de carácter privado y destinados a las habitaciones independientes del príncipe y su esposa, cada uno compuesto de dos habitaciones rectangulares y otra menor cuadrada, más una correspondiente a la escalera en el lateral norte. Desde el nivel superior, de planta simétrica, se accede a la terraza desde la sala principal. El cuadrilongo original realizado en la primera fase fue incrementado, entonces, con el cuerpo perpendicular del salón de baile formando dicha figura de ¿T¿, por lo que se trasladó el pórtico primitivo de salida al jardín trasero -que aparecía encajado en el edificio y hoy es una habitación de paso-, hasta la fachada posterior tras el vestíbulo ovalado. La planta, relacionada con la obra de Palladio, parece tener una clara conexión con la del edificio corintio que representa Robert Morris en su publicación Select Architecture. La superposición de las dependencias de servicio formando un amplio cuerpo transversal con alzado de disposición triangular proviene, asimismo, de las villas palladianas, esquema utilizado ya en el palacio de la Zarzuela. De exquisita decoración, estos interiores responden al estilo Carlos IV de fin del siglo XVIII combinado con rasgos pompeyanos; requirió un importante trabajo de canteros y marmolistas, así como pintores -los techos están ejecutados por Maella, además de Juan Duque, Jacinto Gómez y Felipe López-, mueblistas y todo tipo de artesanos, así como se introdujo una rica colección pictórica y de objetos ornamentales, muchos perdidos en la Guerra de la Independencia. Además, el famoso decorador Dugourc realizó una serie de proyectos para tres salas de la Casita del Príncipe en 1786. En la parte trasera, un cuerpo de una sola altura que contiene un amplio salón de baile más una salita y pórtico también in antis de órdenes jónicos se adosa al bloque de dos niveles y se introduce en el jardín posterior; ocho huecos laterales se abren a los cuadros de vegetación, más otros dos que acompañan la puerta con arco de medio punto que sirve de salida al exterior, ya dentro del pórtico. El resto del palacete original incluye huecos similares a los de la fachada de acceso. Los alzados en el casino se realizan de cantería granítica, de gran tamaño en los zócalos, con un cuidado trabajo en las cornisas y huecos; en los pabellones de servicio, la piedra berroqueña se utiliza para el zócalo, esquinales, cornisas, impostas y recercado de huecos, con los entrepaños enfoscados. JARDINES: El conjunto, que presenta una extraordinaria unidad, se ordena mediante el gran eje longitudinal que, desde los pabellones de acceso, recorre el jardín delantero, la Casita y el jardín trasero, con su tratamiento aterrazado, para entroncar por el norte con el viario de acceso desde el Monasterio de El Escorial. Los jardines, uno de los principales ejemplos de la recuperación en España del tipo aterrazado del Renacimiento italiano, presentan una dualidad fomentada por la disposición central de la casa, hecho inaudito en España, pues se introduce un jardín anterior en vez de la típica plaza de acceso. Ésta debió ser la disposición original: un ámbito de entrada con la casa y un pequeño jardín trasero, sin el añadido aterrazado; al ampliar el salón se ajardinaría la plaza de acceso, se añadía la parte en ladera y reordenaba el jardín posterior primitivo. Por tanto, el conjunto ajardinado se divide en dos fragmentos unidos por un único eje longitudinal: el primero en la parte anterior y de trama, focalizada y otro ortogonal en la posterior, que se prolonga estrechándose para integrarse mejor con el entorno boscoso donde se asienta. Recursos de carácter hispano ¿entradas quebradas, rupturas axiales- y rasgos de carácter paisajístico enriquecen el complejo trazado del jardín. El jardín posterior, ejecutado en la segunda fase a la misma cota que la edificación, se organiza mediante una malla ortogonal de intervalos irregulares que contrasta con la planta focalizada del jardín de acceso. Los cuadros bajos se jalonan con árboles frutales, hoy tristemente secundados por las inevitables coníferas decimonónicas; una plaza con fuente circular indica el punto medio del pórtico de salida al jardín y el siguiente elemento, la pequeña terraza con la fuente del Mascarón. De formalización regular, pero barroca, se delimita esta plataforma por dos rampas que suben hacia la parte posterior y un fuerte muro de contención que no es más que el dique de la alberca superior, aprovechado para introducir dicha fuente del Mascarón, granítica y de carácter rústico. Este sector, que sube por la pendiente hacia el Monasterio de El Escorial, presenta un ancho de un tercio respecto a los jardines inferiores, y se remata, tras la alberca, con otro jardín de cuadros bajos de dinámico trazado que forma un hemiciclo con una puerta central que dirige el recorrido, por un brazo del tridente dibujado por Villanueva, hacia la lonja del monasterio; la construcción de muros de cerramiento de escasa altura permite la máxima relación entre el jardín y la dehesa aneja. El autor fue Juan de Villanueva, arquitecto del Real Sitio y del príncipe de Asturias y los infantes, que proyectó y dirigió la obra, además de, seguramente, trazar los jardines, donde trabajó en una primera etapa el florentino Luis Lemmi en calidad de jardinero mayor. Declarado Monumento Nacional en 1931, fue restaurado en los años sesenta del siglo pasado por el arquitecto de Patrimonio Ramón Andrada, que también intervino en los jardines y pabellones de acceso. Una actuación reciente de Pedro Moleón ha permitido recuperar varios elementos del conjunto

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Casita del Infante o de Arriba, los Jardines

Otro nombre del bien: Casita de Arriba
Municipio: San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0131/010
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 402077, UTM-Y: 4493284 / Longitud: -4º09’25», Latitud: 40º35’04»

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. Declaración: Decreto de 3 de junio de 1931 declarando monumentos Históricos-Artísticos, pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional, los que se indican. (Gaceta de Madrid de 4 de junio de 1931) «Artículo 2. Se declaran igualmente como comprendidos en esta relación los Palacios y Jardines que pertenecieron al Patrimonio de la Corona, hayan sido, o no, entregados a los Ayuntamientos respectivos». Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual:

Localización: Carretera Robledo, 2
Acceso:
Superficie: 87871 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien: ESTA PORTADA PODRÍA ESTAR VINCULADA AL CLUB DE GOLF, DATADO A MEDIADOS DEL SIGLO XX. CLUB DE GOLF: «ASIMISMO EN 1950 SE PROYECTA EL CAMPO DE GOLF DE EL ESCORIAL EN TERRENOS CEDIDOS PARA ELLO POR PATRIMONIO NACIONAL; EN UN PRIMER MOMENTO SE ADJUDICARON 30 HA. LINDANTES CON LA TAPIA DE LA CASITA DEL PRÍNCIPE, LA LÍNEA DEL FERROCARRIL, EL ARROYO AULENCIA Y LA CARRETERA QUE VA AL CAMPAMENTO DEL BUEN AIRE, LO QUE SUPONÍA UN 10% DE LA EXTENSIÓN DE LA HERRERÍA. NO SE SABE CON CERTEZA PORQUÉ SE CAMBIÓ LA LOCALIZACIÓN PREVISTA A OTRO LUGAR DE LA FINCA, EN CONCRETO A LA ZONA NOROESTE, JUSTO AL LADO OPUESTO, PERO LO CIERTO ES QUE EN 1967 SE CONSTRUYE EL CLUB EN EL NUEVO EMPLAZAMIENTO, CUENTA CON UN CAMPO DE GOLF DE 18 HOYOS, ASÍ COMO UN EDIFICIO PARA CLUB SOCIAL. ESTE ÚLTIMO, PROYECTADO POR RAMÓN ANDRADA, JOSÉ LUIS MARTÍN Y MARIANO BAYÓN. ES UN SENCILLO EDIFICIO, A DECIR DE SUS AUTORES «SIN MAYORES PRETENSIONES, CON UNA ARQUITECTURA DE NUESTRO TIEMPO, EN UN COMPROMETIDO AMBIENTE ESCURIALENSE, CON UN EJEMPLAR EMPLEO DEL GRANITO, DE LA PIZARRA, DEL HIERRO Y DEL PLOMO, SIN CAER EN LA PIRUETA O EN EL BOBALICÓN FLORKLORE «. UN DATO CURIOSO SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DEL EDIFICIO ES QUE LOS SILLARES DE GRANITO USADOS EN ÉL SON LOS DE UN PUENTE SOBRE EL ARROYO DE TROFAS, EN EL MONTE DEL PARDO, QUE SE ARRUINÓ A CAUSA DE UNA RIADA Y FUE SUSTITUIDO POR OTRO DE HORMIGÓN. ASIMISMO Y SEGÚN INFORMACIÓN DEL HISTORIADOR DE PATRIMONIO NACIONAL, JOSÉ LUIS SANCHO, LA PUERTA DE ACCESO AL CLUB FUE CONSTRUIDA EN ESA MISMA ÉPOCA CON PARTE DE LOS CITADOS SILLARES (VER FICHA CM/0131/014).» «ARQUITECTURA Y DESARROLLO URBANO (1998)», PÁGINA 287.

Descripción general: Palacete neoclásico: 1771-1773 Juan de Villanueva Jardines: 1774 Juan de Villanueva, Luis Lemmi La Casita del Infante (conocida también como la Casita de Arriba) es un edificio neoclásico, construido en el último tercio del siglo XVIII, en un promontorio al sur del Monasterio de El Escorial. Debe su nombre al infante Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III, que la concibió para albergar conciertos de música de cámara, una de sus grandes aficiones. Se llevó a cabo entre 1771 y 1773, a partir de un diseño de Juan de Villanueva, el mismo arquitecto que trazó la Casita del Príncipe o de Abajo, que se encuentra en sus inmediaciones, dentro del término municipal de El Escorial. Tiene jardines de estilo italiano en terrazas descendentes y era posible escuchar la música desde el interior y el exterior. La decoración original se perdió y la que puede observarse corresponde a los reinados de Carlos IV y Fernando VII. Vicente Gómez pintó la bóveda con un fresco de Las Cuatro Estaciones. Su gestión corresponde a Patrimonio Nacional, organismo estatal del que dependen los bienes del Estado a disposición de la Corona Española.

Descripción del bien: Palacete neoclásico: 1771-1773 Juan de Villanueva Jardines: 1774 Juan de Villanueva, Luis Lemmi Construida por Juan de Villanueva, arquitecto real, entre 1771 y 1773, la Casita de Arriba -destinada al infante don Gabriel de Borbón, hermano del futuro Carlos IV- se localiza en el entorno del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, a escasos 800 m del mismo en la carretera que se dirige a Robledo de Chavela. La Casita de Arriba se extiende sobre una ladera de fuerte pendiente en orientación noroeste-sudeste, con la vivienda en la cota más elevada, a 1.025 m, y acceso en este punto desde la carretera de Robledo; los jardines, desplegados en varias terrazas a sus pies, constituyen un magnífico belvedere del cercano monasterio. Su erección formaba parte de una amplia operación que comprendía la creación de un conjunto de edificios de recreo en torno a los Sitios Reales destinado a los dos varones primogénitos de Carlos III, que permitían una relajación de la etiqueta cortesana al alejarse de la residencia permanente; se rodeaban de jardines y carecían del aparato edilicio habitual, pues sólo contaban con pequeños pabellones de servicio y escasos cuartos, generalmente sin dormitorios, dada la cercanía al núcleo principal y su carácter de recreo o descanso eventual. Compañera de la colindante Casita del Príncipe o de Abajo, su origen es común, tanto en su destino real, autoría -Juan de Villanueva, arquitecto de los infantes-, y construcción, pues son estrictamente contemporáneas y realizadas entre 1771 y 1773 ¿aunque la de Abajo sufrió una ampliación-. La fachada de acceso presenta, por primera vez, la solución vilanovina después vista en El Pardo y el Museo del Prado consistente en un oscuro hueco de entrada en el eje de simetría contrastado con las columnas jónicas in antis que lo flanquean entre pilonos, partes laterales de un cuerpo discretamente adelantado respecto de la línea de fachada en el cual se horadan, además, dos pequeñas puertas con arco de medio punto; otras dos ventanas, con su guardapolvo, completan la pétrea fachada. Toda de granito, con zócalo y cornisamento, hoy están revocados los paños centrales de los cuerpos laterales, como en el resto del edificio, aunque no son originales. Se remata con un ático y dos pequeños torreones que permiten la iluminación de la planta superior y óculo central que rasga la cúpula del salón principal. La compleja cubierta ¿hoy de pizarra- se eleva con tres grupos de faldones: el inferior, de pendiente curva, con huecos; el intermedio y el que cubre el espacio central. En la parte trasera el arquitecto repite el mismo esquema triangular y el plano ligeramente avanzado con su puerta de medio punto y frontón superior, dos pequeñas ventanas laterales, y los huecos extremos con sus guardapolvos, similares a los de la fachada principal. Los alzados laterales, sin retranqueos, tienen una puerta central también adintelada y dos sencillas ventanas a cada lado. El edificio, desarrollado básicamente en un nivel, presenta un pequeño ático perimetral. La planta baja, prácticamente cuadrada y de fuertes resonancias palladianas, se organiza en tres bandas longitudinales, más ancha y larga la central al ser la principal, donde se ubica el acceso in antis con su profundo atrio y la escalera de caracol que comunica con la primera planta, un salón central cupulado sobre pechinas ¿que propician el paso del cuadrado de la planta al octógono de la cúpula- que alojaba a los oyentes de las veladas musicales y otra sala, seguramente el comedor, abierta al jardín posterior, que constituyen las estancias más públicas y representativas; en las dos bandas laterales se disponen las habitaciones privadas para el infante don Gabriel y su esposa, cada una con su desarrollo independiente, con dos cuartos y una salida central al jardín, correspondientes a las puertas de las fachadas laterales. Si bien funcionalmente las habitaciones se agrupan en estas tres bandas paralelas, visualmente existe una relación transversal de otras tres franjas con el jardín: entre las habitaciones septentrionales y el acceso, el salón central y las dos salidas al jardín y entre los tres cuartos meridionales, que Sambricio denominó ejes de luz. Esta compacta planta se repite en el piso superior alrededor del gran hueco del salón central ¿excepto en el vestíbulo, con una terraza-, rodeado por pequeños cuartos con bóveda de cañón que se abren a dicho espacio y que permitían albergar a una pequeña orquesta de cámara. El interior, aunque variado en parte, conserva todavía su espléndida decoración ¿menos elaborada que la de la Casita de Abajo-, entre la que destacan los frisos pompeyanos con motivos musicales de la cúpula principal. Ha sido considerado este conjunto como el ejemplo máximo del Neoclasicismo español, en referencia a un grupo de obras que recuperan los principios renacentistas italianos de la jardinería de Felipe II en la España de la segunda mitad del siglo XVIII en franca contraposición al modelo francés imperante. Pero estos jardines, tradicionalmente atribuidos al propio Villanueva, presentan, además de dispositivos de proyecto clásicos, fuertes rasgos hispanos que tienden a la fragmentación del conjunto y a la ruptura de la visión perspectiva: mientras que un importante eje longitudinal ordena todo el conjunto, incluido el acceso, el casino y la terraza superior ajardinada, el arquitecto dispone dos jardines de cuadros simétricos y paralelos a este eje central, de mayor longitud pero a una cota más baja; estos dos desarrollos laterales compiten con la axialidad principal y genera recorridos acodados típicos del mundo español; además, el habitual gradiente entre Arquitectura y Naturaleza, tan desarrollado en la jardinería renacentista en nuestro país, se perturba al eliminar el selvático entre el jardín de cuadros y el bosque de caza, pues el huerto se introduce lateralmente. Tras la transformación de este coto de caza en parque para la reina María Josefa Amalia desde 1824, el edificio y jardines cayeron en una etapa de decadencia, hasta que fue arrendado a la Escuela de Ingenieros de Montes en 1878, época en la que se plantaron las coníferas y sufrió el jardín importantes cambios. En 1931, cuando era la Estación de Ensayo de Semillas, fue declarada Monumento Histórico-Artístico junto a los jardines y tuvo que ser restaurada tres años después por el arquitecto Miguel Durán tras sufrir un incendio; de nuevo intervino en ella Fernando Chueca en 1947 y en 1960 Ramón Andrada, esta vez para albergar la residencia del entonces príncipe Juan Carlos de Borbón. Los jardines de la Casita del Infante: Los jardines, terminados un año después, en 1774, fueron plantados por el florentino Luis Lemmi sobre la traza de Villanueva. El conjunto se compone de cuatro partes asociadas a diferentes niveles y unidas por un eje de simetría longitudinal: una primera de acceso, la de mayor cota, que contiene dos pabellones de servicio, separados por una exedra con dos garitones anejos donde se abre la puerta de entrada; la segunda, que alberga la residencia, desplazada hacia el norte para favorecer el desarrollo del jardín en la terraza meridional superior; la tercera, con unos jardines dispuestos en un plano inferior que rodea por tres de sus lados a la anterior, y, por último, el soto de caza. En la prolongación de este eje principal se desarrolla la terraza superior del jardín; en ella de dispone un elegante comedor pétreo al aire libre, rodeado de cuadros bajos ¿todas las coníferas son posteriores y ajenas al proyecto inicial-, rematado con una fuente que organiza un hemiciclo introducido en la terraza inferior y a la que se llega mediante una escalinata. Otros dos pequeños grupos de peldaños laterales llevan en el eje transversal de la Casita a dicho plano aterrazado, compuesto por dos franjas asimismo de cuadros bajos con sencillas fuentes romboidales que discurren paralelas al eje longitudinal y que terminan en un amplio espacio enarenado abierto con una barandilla de hierro al soto de caza; esta barandilla, que rodea toda la terraza inferior, se abre también lateralmente para alcanzar la naturaleza exterior. La Casita de Arriba constituye un espléndido ejemplo de implantación de la arquitectura en su entorno inmediato, donde la integración entre la residencia y los jardines aterrazados que le acompañan refleja una coherencia y unidad de ambos hechos arquitectónicos conjugados en la villa, la Arquitectura y la Naturaleza artificial, manifestadas a su vez en la organización jerárquica tanto de la casa como del jardín en bandas paralelas al eje principal.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

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