Finca de la Granjilla- Antigua Fresneda

Otro nombre del bien: Casas del Rey y los Frailes de La Fresneda
Municipio: El Escorial

Código: CM/0054/059
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 406089, UTM-Y: 4492286 / Longitud: -4º06´34´´, Latitud: 40º34´33´´

Nivel de protección: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual: Uso Agropecuario y recreativo Los canales y compuertas se encuentran en mal estado así como los puentecillos, y otras obras. Deberían ser restaurados para que no se perdiera un bien cultural. Bien de interés cultural -BIC- (incoado); Monumento; Declaración de Bien de Interés Cultural de LA GRANJILLA. ANTIGUA FRESNEDA – 30/10/03; ; ; Normas Subsidiarias y catálogo; Bueno; Agropecuario, recreativos

Localización: Polígono 16 Parcela 9,
Acceso: Desde la M-505 en la rotonda situada en su km 27, donde confluye con la Avenida de la Constitución y la Avenida Felipe II. Se toma el camino de arena denominado Camino Real de Madrid paralelo a la M-505 en dirección sureste. Actualmente se encuentra cerrado por una valla que impide el paso con un cartel de propiedad privada, aunque se trata de una vía pecuaria, se cree que ha sido cerrado por los propietarios ilegalmente. Se continúa por el camino durante 200 m. Se atraviesa una puerta y se sigue durante 1,1 km hasta llegar al estanque junto a la casa. En la bifurcación de caminos continuar por el camino de la izquierda unos 50 m.
Superficie: 1486570 m2

Cronología: 1563-1569
Historia del bien: Antecedentes históricos: La finca de La Fresneda, también denominada La Granjilla, se sitúa en la parte sudoriental del término municipal de El Escorial, a unos 3 km del casco urbano por la carretera M-505. Sus edificios principales fueron encargados por Felipe II al arquitecto Gaspar de Vega entre 1563 y 1569, que aprovechó diversos elementos de una antigua puebla para crear las Casas del Rey y de los Frailes. Con una superficie actual de 148 ha, en esta finca se ubica un pequeño enclave que contiene la Casa del Rey ¿en referencia a Felipe II-, la Casa de los Frailes, la iglesia, diversos edificios auxiliares y un conjunto de actuaciones en el territorio que incluye varios estanques y un sector ordenado en el entorno de las principales construcciones. Su creación estriba, dada su proximidad al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en establecer un lugar de alojamiento y recreo para la familia real y los monjes jerónimos a cargo del vasto edificio durante su construcción, que se demoró veinte años. La amplia heredad se originó en una puebla segoviana de escasa población y edificaciones que compró el monarca, escrituró en 1563 y convirtió en dehesa cerrada y acotada dos años después. Felipe II, que adquirió posteriormente más terrenos, mandó demoler la mayor parte de las construcciones existentes, incluso el hospital, pero respetó la iglesia de San Juan Bautista, la casa de Francisco de Avendaño, por su solidez, y parte de la casa de Alonso de Osorio de Cáceres, que se integró en la propia vivienda del rey. El conjunto residencial se integra, entonces, por dos elementos principales: la Casa del Rey, discreta construcción de dos plantas y mampuesto de piedra que se une mediante diversas edificaciones rurales a la Casa de los Frailes, interesante edificación en planta de U que, por efecto de la pendiente, presenta dos niveles en el sector más alejado de la residencia real, a la que se abre con una sola altura. Gravitan a su alrededor, además de la iglesia, una serie de edificaciones auxiliares de diversas épocas. La Casa del Rey, de planta rectangular, se componía originalmente de una crujía con tres ámbitos, todos ellos con luces a las dos fachadas principales y salida a la parte posterior en el central, que es el zaguán; este espacio distribuía la estancia norte, con chimenea, dos ventanas y otra puerta lateral al exterior y, al sur, la antigua casa de Osorio de Cáceres asumida en el volumen, que contenía la escalera a la primera planta y otra estancia de menor tamaño y forma irregular que se destinó en principio a cocina con una salida en el alzado lateral simétrico y otros dos huecos, abocinados como los demás. En la planta superior se repetía el esquema de la de acceso, con dos cuartos mayores, y bajo cubierta se disponía un desván, al que se llegaba con escalera de madera. Construida la residencia real en mampuesto careado de piedra granítica, los huecos se realizaron de sillería del mismo material, como la cornisa y refuerzos de esquinales. Destaca la interesante portada de acceso en el eje de simetría, que tiene el carácter rústico que señalaba el tratado de Serlio, con pilastras fajeadas de orden toscano y un arquitrabe con su friso de triglifos y goterones, interrumpido por un arco adintelado con dovelas resaltadas; se remata con un frontón triangular, dos flameros que prolongan la verticalidad de las pilastras y una ventana con simples recercados de piedra que refuerzan la simetría. Unas cadenas indican que en la casa han pernoctado reyes . Inmediato a su derecha aparece cegado un arco de piedra con fuerte dovelaje, probable ingreso a la casa de Alonso de Osorio de Cáceres. El resto de los huecos se trazan sencillamente, con piezas enterizas de granito, balcones en primera planta y ventanas en la baja. El alzado posterior, hoy en parte oculto por una construcción de mediados del siglo pasado, es similar, pero con una portada sencilla y balcón sobre ella. La cornisa se dispone sobre una hilada de piedra de sillería para recibir el escaso vuelo de la cubierta, a dos aguas y de pizarra; no es la original, que era más inclinada, pues se quemó en 1860 y fue reformada, según Pilar Martín-Serrano, por el arquitecto Cabrera. La fuerte pendiente inicial requiere unos elevados testeros construidos de ladrillo con escalonamientos al modo flamenco, que le proporcionan un aire pintoresco a la edificación, como en Valsaín, carácter que apoya la escalonada chimenea, también de fábrica de ladrillo, similar a las de la Casa de los Frailes. Las fachadas laterales tampoco tenían huecos originalmente, a excepción de sendos óculos en los desvanes. El edificio, al parecer exento en origen, presenta hoy varios añadidos que desfiguran su primitivo volumen: por un lado, en la fachada posterior se añadió a mediados del siglo pasado una crujía ya citada, de una sola planta con una terraza que se comunicaba con las tres estancias iniciales y se componía por un salón y un comedor separados por un vestíbulo de salida a la terraza, prolongación del zaguán original; en la parte occidental se amplió un cuerpo de dos niveles con el ancho de la crujía de la Casa del Rey, similar al trazado en la parte oriental, que se quiebra ortogonalmente y avanza hacia otra edificación posterior que une la residencia real con la de los frailes. Estas edificaciones, de construcción más tosca, utilizan también mampostería de granito y, en este caso y en su mayor parte, cubiertas de teja curva. Por efecto de la pendiente, que cae hacia el norte con un cambio de cota de seis metros, se disponen tres niveles en la organización de este conjunto edilicio: el más alto, correspondiente a la Casa del Rey; uno intermedio, que conecta con la planta alta de la Casa de los Frailes, y un tercero, el del nivel inferior de esta residencia conventual, con una altura más, por tanto, en su sector septentrional. A una cota menor que la Casa del Rey y enfrentada a ella se sitúa esta Casa de los Frailes, destinada al recreo de los monjes jerónimos que habitaban el cercano monasterio. La planta está compuesta por tres cuerpos o cuartos de una crujía, dispuestos ortogonalmente en forma de U abierta hacia la Casa del Rey y conectada, como se ha dicho, con la antigua torre de Francisco Avendaño, que rompe con la poderosa regularidad de la planta; en el punto de engarce entre ambas se sitúa la interesante escalera que permite la comunicación de los dos niveles y que sirve también a la casa superviviente. Se dispusieron originalmente veinte celdas con dos capillas, dos refectorios y cocina, distribución hoy muy transformada. La planta superior organiza un clasicista claustro ejecutado en granito con tres pandas porticadas con columnas de orden toscano y sencillo entablamento más cornisa con modillones que sostienen el vuelo del alero, y en el cuarto lado, con idénticos órdenes incluido el entablamento, se dispone el pórtico pero se elimina el corredor cubierto; este ligero pórtico, que separa el claustro del resto del conjunto, se flanquea, entonces, por los hastiales de los dos cuerpos paralelos de la U, que se formalizan, como los de la Casa del Rey, con escalonamientos graníticos que ocultan la inclinación de la cubierta, al modo flamenco. Al parecer, una reja de hierro dispuesta entre los fustes de las columnas independizaba el patio de la lonja ajardinada. Este patio se pavimenta con grandes losas de piedra berroqueña en disposición de impluvium y, en el par de gradas que llevan al paseadero, se horadan unos huecos rasgados horizontales que permiten la iluminación de la planta inferior vaciada, así como otros con rejilla en el enlosado para los cuartos interiores. En la cubierta, de menor pendiente que la vecina de la Casa del Rey, se emplea también la pizarra, de la cual surgen las magníficas chimeneas de ladrillo. La simétrica y rígida fachada posterior, que comunicaba con el jardín de los frailes, se construye de mampostería, con los ordenados huecos de piezas enterizas de sillería, como los esquinales, la línea del forjado y el sencillo alero; una escalera triple lleva a la portada, ornamentada con una gran cartela granítica donde se representa el escudo del Monasterio de El Escorial, con roleos laterales sobre el dintel, que no restan la imagen medieval contrastada con el fuerte clasicismo del claustro superior. En la planta baja de la Casa de los Frailes se organizan unas espléndidas bóvedas pétreas de cañón que sostienen los corredores del claustro superior y se iluminan desde el patio; en los cuerpos septentrional y oriental se añade otra crujía abovedada, esta vez rebajada, vaciada bajo el patio y que sirve de muro de contención de tierras. Aparte de unas sencillas construcciones de similares rasgos que las anejas a las casas principales destinadas a dependencias agropecuarias, destaca la ermita de San Juan Bautista, iglesia de la antigua puebla, que fue anexionada a la de El Escorial en 1563; construida hacia finales del siglo XV, fue derruida la nave y se mantuvo la capilla mayor para uso de los frailes, que la cercaron para evitar el paso de animales. Juan de Herrera en 1570 reconstruyó la cubierta y ejecutó las columnas toscanas del atrio, el cuerpo de campanas sobre la sacristía y los huecos de la capilla. De planta cuadrada y construida con mampuesto careado, el templo se cubre con bóveda de arista y aloja un retablo atribuido a Fernando Rincón; se accede al atrio al traspasar la alta cerca pétrea por un pórtico enlosado cubierto con armadura de madera y pizarra ¿como en el edificio, a cuatro aguas-, sostenida por las columnas herrerianas. Fue la capilla bendecida en 1856 tras su restauración por orden de Isabel II. Si bien se han conservado en un aceptable estado las construcciones de La Fresneda, los jardines han desaparecido casi por completo, restando diversas actuaciones en la posesión que muestran el interés del tratamiento territorial. Felipe II nunca dejó al azar la ordenación del entorno de sus residencias, que fueron siempre concebidas integradas en una naturaleza artificial que se iba desestructurando progresivamente hasta alcanzar el paisaje exterior, presumiblemente intacto. Además de la organización propia de La Fresneda, esta heredad estaba incluida en las grandes dehesas que rodeaban y formaban parte de la ordenación del Monasterio de San Lorenzo, pues, junto a La Herrería, Campillo y Monesterio, constituía una de las fases del gradiente canónico entre Arquitectura y Naturaleza que requería un edificio renacentista ubicado en el medio rústico, idea que en las actuaciones de Felipe II cobró gran impulso. Entonces, y como se ha señalado más arriba, el inclinado terreno requiere una organización aterrazada al modo clásico, con la Casa del Rey en la parte superior, rodeada por una plaza de acceso y una lonja posterior sostenida por un muro con su escalera adosada y, en esta cota inferior, otra lonja de acceso a la Casa de los Frailes, como se ha visto. El desnivel se absorbe, en este tercer nivel, mediante la edificación gracias a un relleno sostenido por las bóvedas de la planta baja. Enfrentado a la portada de la Casa del Rey se desarrolla un eje ¿no perfectamente coaxial con el de la edificación- que se cubre con una pérgola de granito y arcos de hierro y cruza, elevada, un área destinada a huerta, irrigada por unas interesantes regatas de granito herencia de los sistemas hidraúlicos musulmanes; acompañan estos canales un antepecho con albardilla de granito que cierra la lonja de acceso a la residencia real. La interesante fuente inmediata a la Casa del Rey fue incorporada al conjunto tras su desvinculación de la familia real. Además, y según los escritos del padre Sigüenza, esta lonja superior rodeaba toda la casa y en la parte posterior se disponían unos jardines hoy desaparecidos y denominados movedizos, pues se empleaban tiestos y maceteros para albergar la vegetación; se organizaban cuatro canales de piedra en cruz que repartían el agua desde una fuente central, imagen también de claros ecos hispanomusulmanes. Un antepecho sobre el muro de contención protegía del desnivel. Por unas escaleras adosadas a este muro de mampostería, también de tres tramos y construidas según ¿orden y forma¿ de Pedro de Tolosa, aparejador del Monasterio de San Lorenzo, se descendía a la lonja superior de la Casa de los Frailes, donde existía otro jardín, esta vez plantado y trazado por Juan Bautista Cabrera con la ayuda de Juan Inglés en 1569; contenía un estrecho viario enlosado que separaba tres cuadros prácticamente cuadrados con compartimentos y lazos más una fuente en el punto central de cada uno de ellos. Tras la Casa de los Frailes existía un jardín cercado de piedra con cuadros y laberintos de plantas aromáticas -sin frutales ni parras- y con una fuente rústica adosada al muro cubierta por un pabellón y celosías de madera. Constituye esta sucesión de ámbitos libres una interesante muestra de la introducción de la articulación perspectiva italiana en los jardines renacentistas españoles, sucesión espacial de gran riqueza que aúna la tridimensionalidad, con tres terrazas comunicadas por escaleras, y una sugerente variedad de tipos que incluye un novedoso jardín movedizo de recuerdo musulmán. Se accedía al conjunto desde el monasterio, cercado por un muro de mampostería de 12 pies, a través de un paseo de álamos negros que circundaba uno de los estanques para llegar a la Casa de los Frailes. El enclave de La Fresneda se ejecutó contemporáneamente al del Monasterio de San Lorenzo como lugar desde donde vigilar el seguimiento de las obras; por ello, incluso se guardaron en ella las trazas de la obra y se alojó la comunidad jerónima a cargo de El Escorial, se comenzó la biblioteca del monasterio y se proveyeron materiales ¿ladrillo, teja y piedra- para la magna obra. Así, desde 1563 hasta 1569 se trabajó en la Casa del Rey, al parecer dirigidos por Gaspar de Vega, que realizó la vecina de los Frailes, finalizada también en 1569; en este año se construyó la escalera de piedra que comunicaba la lonja de los frailes con la que rodeaba la casa. En 1562, antes de la compra de la finca, ya estaba trabajando en los jardines de La Fresneda Fray Marcos de Cardona, que había ejecutado los de Yuste, trazando calles y replantando la antigua huerta de Osorio; fueron ampliados entre 1566 y 1568 por orden de Felipe II, ayudado Cardona posteriormente por el jardinero Juan Inglés. Los estanques también se planificaron desde el inicio de las obras, pues en 1563 ya estaba el holandés Petri Janson en La Fresneda preparando el terreno para la construcción de dos de ellos, ejecutados por Pedro de Tolosa; posteriormente se trazaron otros dos, todos comunicados por canalizaciones y surtidos por el río Aulencia. El más cercano a la casa es el menor y los dos siguientes doblan a los anteriores, y el cuarto es todavía mayor; todos ellos se formaron mediante magníficos paredones de piedra con fuentes y otros artilugios para el recreo de los monarcas y monjes, hoy desaparecidos. Hay que destacar la isla cuadrada y el puente de losas de granito tras una puerta para acceder a ella en el estanque tercero, que contenía un cenador cubierto con chapitel de pizarra dentro de un laberinto, hoy desaparecido. Se rentabilizó la heredad, cerrada con cerca de mampostería en 1585, con el establecimiento de tejares y canteras para la obra del monasterio y el arriendo de pastos y cultivo de cereal; también pastaban numerosas cabezas de ganado en la dehesa, se poblaba de gamuzas y de peces y cisnes los estanques. Otras actividades desarrolladas en La Fresneda fueron la cinegética y la pecuaria, pues, ya en el siglo XVIII, Carlos III creó un establecimiento ganadero destinado a la mejora de la raza ovina merina. Tras la desamortización de bienes públicos efectuada en 1870 y la exclaustración de los monjes jerónimos del monasterio, fue comprada La Fresneda por la familia Borrell. La Casa de los Frailes, que en 1946 estaba prácticamente en ruinas, fue restaurada para residencia de los propietarios; por otro lado, la Casa del Rey sufrió una desafortunada ampliación que reducía sustancialmente la lonja posterior al construirse un salón y un comedor separados por un vestíbulo; el arquitecto de la misma, Manuel Cabanyes Mata, estaba emparentado con la familia propietaria, los Aguirre-Borrell. En la actualidad sigue en manos privadas y se está llevando a cabo una restauración del conjunto. Recibió el Premio Carlo Scarpa de la Fundación Benetton en 1996 y fue incoado BIC como monumento en 2003 al no incluirse en 1984 dentro de la declaración de Patrimonio de la Humanidad del conjunto del monasterio.

Descripción general: La Fresneda, siglo XVI La finca de la Fresneda o La Granjilla se encuentra al Este del término, en la cañada real del camino de Madrid, actualmente propiedad de Santiago Aguirre Gil de Biedma. Felipe II decidió comprar los terrenos de la Fresneda (1563), para construir una finca de recreo donde descansar los monjes y los miembros de la familia real. El rey haría construir una serie de edificaciones: una Casa para los Frailes, otra Casa para el rey, claustro, jardines, estanques y dependencias auxiliares agropecuarias. Sus edificios principales fueron encargados por Felipe II al arquitecto Gaspar de Vega entre 1563 y 1569, que aprovechó diversos elementos de una antigua puebla para crear las Casas del Rey y de los Frailes.

Descripción del bien: Finca La Granjilla, Antigua Fresneda, siglo XVI; 1563 -1569 Gaspar de Vega Los edificios de la Casa del Rey y la de los Frailes se emplazan sobre dos lonjas, similares a las del Monasterio de San Lorenzo. Ambas construcciones se sitúan paralelas con un eje de simetría central longitudinal, formado por la escalera de acceso de la fachada principal a la casa de los frailes. La Casa del Rey es una construcción exenta de planta rectangular, de mampostería de granito. Dispone de dos plantas, la baja con acceso por las dos fachadas, compuesta de vestíbulo sala con chimenea y la escalera en lo que fue la casa de Alonso de Osorio. Esta construcción tiene una llamativa puerta principal en su fachada suroeste muy ornamentada, así como recercados de granito en todos sus huecos. La fachada opuesta presenta una composición similar aunque queda enmascarada por dos cuerpos de una planta y un pórtico con columnas toscanas, añadidos en el presente siglo. Su cubierta es de losas de pizarra a dos aguas, sobre un alero pétreo. En ambas fachadas laterales se adosan cuerpos de menor altura y factura tosca de mampostería, con refuerzo de sillarejo en sus esquinas y recercado de huecos; la cubierta es de teja curva a cuatro aguas, sobre alero de madera con canecillos. La Casa de los Frailes mayor a la anterior, pero de una única planta con buhardilla, está realizada íntegramente en sillería, tiene forma de C en planta, aunque su simetría queda rota por la torre conservada de F. Avendaño en su esquina noroeste. En su interior un claustro de columnas de piedra. Su cubierta es de pizarra. Existen una serie de edificaciones agropecuarias cercanas a la ermita, de planta rectangular, construidas en mampostería con cubiertas de teja curva a dos aguas. Otros elementos destacados incluidos en la finca: presas de la Granjilla, fuente de la Granjilla y Puente de la Reina. Expediente 223/08: realización de sondeos y catas murarías, llevadas a cabo en la ¿Casa del Rey¿ y ¿Casa de Frailes¿. El resultado de estas ha sido el siguiente: -En el interior del edificio se han documentado los empedrados que constituían las soleras del edificio en su etapa decimonónica, cuando fue una explotación agropecuaria. -En el exterior se han recuperado parte de los empedrados históricos del acceso Norte del edificio así como una fase de rellenos para nivelar una zona ajardinada. Se ha localizado, también, una estructura de cimentación del Camino Real que pasaba por este lugar. En la fachada Este, entre la Torre de Don Alonso Osorio y la Casa de Francisco de Pañalosa, ha aparecido un magnífico enlosado y un área empedrada que podría tener relación con los empedrados interiores. -En el denominado ¿edificio adosado o anexo¿ (junto a la Casa de Francisco de Pañalosa), se ha identificado una solera de losas de granito irregulares y un arco de ladrillo integrado en el paramento que separa el exterior de la Casa de los Frailes y el interior del pequeño ¿edificio adosado o anexo¿. El estudio arqueológico de ambos edificios y su entorno más inmediato, ha permitido ofrecer una visión general de las fábricas edilicias correspondientes a la primera fase de construcción de los edificios (siglo XVI), así como de una gran cantidad de material arqueológico, representativo de la ocupación del lugar entre los siglos XVI y XX.

Bienes muebles: Arboleda, pradera y cultivos.

Justificación: Textos de archivos y bibliografía
Fuentes de información del bien: Fuentes escritas: Mandamientos de 1563 A.G.P. Leg 1956 Escritura venta A.G.P. leg 1956 Tasación de las obras de la Fresneda A. M.E. Sección 1 nº 3. Fuentes cartográficas: Cartografía Militar de España 18-21 Escala: 1:50.000 San Lorenzo de El Escorial, mapa general serie L. Fuentes iconográficasTrabajo inédito ¿La Granjilla Embalses y Canales¿ Luis Cervera Vera. Conjunto Monacal y cartesiano de la Fresneda en El Escorial¿ Separata del Boletín de Bellas Artes de San Fernando nº 60 Madrid, 1985

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Iglesia de San Bernabé

Otro nombre del bien: Iglesia Parroquial de San Bernabé Apostol
Municipio: El Escorial

Código: CM/0054/035
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico: 1 I
Georeferencia: UTM-X: 404643, UTM-Y: 4493285 / Longitud: -4º07´36´´, Latitud: 40º35´05´´

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. : . Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual: Bien de interés cultural- BIC- (declarado); Monumento; ; Declaración de bien de interés cultural de I.P. DE SAN BERNABE – 11/03/83; Comunidad de Madrid; Normas Subsidiarias y catálogo; Bueno; Religiosos, cultuales

Localización: de la Iglesia,14, 14
Acceso:
Superficie: 1061 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien:

Descripción general: Estilo Herreriano; 1593; 1598; S. XVI Francisco de Mora (arquitecto), Fray Antonio de Villacastín (maestro de obras) La iglesia parroquial de El Escorial, situada al borde este del casco urbano, se comenzó a construir en 1593 a expensas del rey Felipe II, según trazas del arquitecto Francisco de Mora, discípulo de Juan de Herrera. En las obras intervinieron los maestros Fray Antonio de Villacastín y el cantero Pedro Gutiérrez Ramírez. Se trata de un edificio herreriano con reminiscencias palladianas, de una sola nave y capillas creadas entre los contrafuertes. La fábrica de sillería está perfectamente labrada y el conjunto responde a una gran sobriedad y excelente construcción.

Descripción del bien: Estilo Herreriano; 1593; 1598; S. XVI; Francisco de Mora (arquitecto), Fray Antonio de Villacastín (maestro de obras), Pedro Gutiérrez Ramírez (maestro cantero) , Bartolomé de Elorriaga, Pedro del Carpo, Yuste González, Miguel Sánchez, Juan Aguado. En abril de 1595 la obra principal estaba llegando a su fin y se inauguraba el 21 de septiembre de ese mismo año, a falta de algunos retoques que fueron concluyéndose años después, como el traslado de la Virgen de Nuestra Señora de la Herrería a la capilla del lado del evangelio en 1596, o el dorado del retablo mayor que efectuó Antonio de Viana en 1597, o la colocación de las rejas del presbiterio y de algunas capillas que se hicieron entre 1597 y 1598. La iglesia está construida en buena sillería, tiene dos torres a los pies rematadas con chapiteles que enmarcan el acceso principal, existe otro en el lado de la Epístola. La nave se cubre con una bóveda de cañón con arcos fajones interrumpida por lunetos a la altura de las ventanas. El interior es de una sola nave con pilastras adosadas que sostienen arcos de medio punto, se cubre con bóveda de cañón con lunetos, el coro se localiza a los pies en alto. Los paramentos están pintados de blanco excepto los arcos, impostas, cornisas y pilastras. Conserva el retablo mayor obra clasicista realizada también por Francisco de Mora en 1595, la decoración pictórica la realizó el pintor conquense Juan Gómez En el exterior, la fachada principal, a los pies, está constituida por un cuerpo central rematado por un frontón triangular y dos torres laterales divididas en tres cuerpos coronados por el cuerpo de campanas y sendos chapiteles de pizarra. A lo largo de su historia el templo ha sufrido diversas intervenciones , como la de principios del siglo XX cuando se rehizo totalmente la nave principal, modificando la altura, la inclinación de los cuerpos laterales e incluso cambiando la cubierta de pizarra por teja. Durante la guerra civil fue saqueada y quedó en lamentable estado, por lo que Regiones Devastadas emprendió obras de nuevo forjado en el coro, una nueva escalera de madera de subida al púlpito y picados y enlucidos de paramentos, entre otros.

Bienes muebles:

Justificación: Autoría: MORA, Francisco de (1553-1610)
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Torre Fortaleza en la Finca El Campillo

Otro nombre del bien:
Municipio: San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0131/054
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 407527, UTM-Y: 4498336 / Longitud: -4º05’36», Latitud: 40º37’50»

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. Ministerio de Ley: Decreto de 22 de abril de 1949 sobre protección de los castillos españoles. (Boletín Oficial del Estado de 5 de mayo de 1949) «Artículo primero – Todos los castillos de España, cualquiera que sea su estado de ruina, quedan bajo la protección del Estado, que impedirá toda intervención que altere su carácter o pueda provocar su derrumbamiento». Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual:

Localización:
Acceso:
Superficie: 600 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien:

Descripción general: Torre Fortaleza: siglos XV-XVI La torre-fortaleza data del siglo XV, habiendo sido construida probablemente entre 1430 y 1440, cuando el futuro Enrique IV era señor de la villa, como baluarte defensivo contra sus enemisgos la familia Santillana. Felipe II adquiere la villa en 1595 para incorporarla al Real Sitio y a partir de entonces se llevan a cabo obras de reformas en la torre afectando a todas las plantas y fachadas según las indicaciones previas de Francisco de Mora.

Descripción del bien: Torre Fortaleza: siglos XV, XVI, XVII Francisco de Mora, Juan Gómez de Mora Hacía 1584 Felipe II, con la intención de incorporar Campillo y Monesterio a la Corona, ordena al conde de Chinchón que realice una tasación secreta sobre la torre de Campillo. El informe emitido, además de la tasación incluía ya una valoración de las obras que eran necesarias realizar en la torre-fortaleza del siglo XV, probablemente construida entre 1430 y 1440, cuando el futuro Enrique IV era señor de la villa, como baluarte defensivo contra sus enemisgos la familia Santillana. Una vez adquirida la villa por Felipe II, en 1595, se encomienda a Francisco de Mora las reformas y dirección de las obras que afectaron a todo el edificio; en concreto consistieron en la la apertura de huecos, la construcción de chimeneas, la reparación de la escalera, nuevos solados, reparación de cubiertas y la nueva construcción de un cubo de cantería adosado en su fachada norte. En total se abrieron 16 ventanas que sustituyeron a los huecos medievales. En 1613, Felipe III, ordena nuevas reformas de nuevo en Campillo a Juan Gómez de Mora, eliminando un balconaje de hierro que recorría toda la fachada. Bajo la dirección de Gómez de Mora trabajaron conocidos maestros de obras y canteros. En este momento se moderniza y acondiciona la torre como casa de campo del rey y además se extienden las mejoras al paseo de loa álamos que unían las casas de Campillo y Monesterio, sustituyendo los puentes de madera del XVI por otros de piedra bajo la dirección de Gómez de Mora. Como resultado, la torre fortaleza, se describe como un edificio sencillo de planta cuadrada construido en muros de 2 m de espesor y cinco plantas, la última un añadido del siglo XVII. Su sólida fábrica está realizada en mampostería concertada, con sillares de granito en huecos y refuerzos de esquinas y cornisa corrida de granito. Las cuatro fachadas, presentan una idéntica composición de huecos. La cubierta de teja, a cuatro aguas. En su fachada norte se adosa un cubo de sillería de planta semicircular sin conexión con el edificio, del que se desconoce su función. Una vez desamortizado el edificio pasa a manos privadas. En 1955 se adosa al edificio un cuerpo en dos alturas en planta de L en estilo historicista que transforma radicalmente la fisonomía de la torre fortaleza.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Teatro Real Coliseo de Carlos III

Otro nombre del bien:
Municipio: San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0131/024
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 402926, UTM-Y: 4493986 / Longitud: -4º08’49», Latitud: 40º35’27»

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. Declaración: Decreto 300/1995, de 27 de diciembre, por el que se declara Bien de Interés Cultura en la categoría de Monumento a favor del teatro Real Coliseo de Carlos III, en el municipio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid). (Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid de 11 de enero de 1996). Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual: Bien de interés cultural- BIC- (declarado); Monumento; Declaración de bien de interés cultural de TEATRO REAL COLISEO DE CARLOS III – 30/03/95; Declaración de bien de interés cultural de TEATRO REAL COLISEO DE CARLOS III – 27/12/95; Comunidad de Madrid; Normas Subsidiarias y catálogo; Bueno; Recreativo-Cultural

Localización: Calle Floridablanca, 20
Acceso:
Superficie: 476 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien:

Descripción general: Teatro barroco clasicista; 1771- 1772; S. XVIII Jaime Marquet Obra de Jaime Marquet construida en 1770 por iniciativa de Carlos III, sobre esquema de teatro a la italiana: patio de butacas con dos pisos de palcos y un anfiteatro precedidos de vestíbulos que abrían a la calle. Las fachadas siguen una composición herreriana con muros revocados y recercados de granito con un pasadizo techado entre dos grandes arcos de sillería que conectaba directamente con la Primera Casa de Oficios para proporcionar una entrada discreta para la Corte. En 1869, pasa a manos privadas, se demolió el pasadizo y se remodeló la fachada. Tras años de abandono, se rehabilitó en 1978 con un proyecto de Mariano Bayón, añadiendo un pórtico de acceso de estilo neoclásico a la fachada.

Descripción del bien: Teatro barroco clasicista; 1771- 1772; S. XVIII Jaime Marquet Se construyó entre 1770 y 1771 por iniciativa del rey Carlos III. Su autor será Jaime Marquet, arquitecto francés establecido en España desde los años de Fernando VI y al que el nuevo rey le vinculo a su servicio en la dirección de Correos, donde construiría la Real Casa de Correos de Madrid y varias Casas de Postas , y en los Sitios Reales donde llegó a construir diversas obras, entre las que destacan los teatros de Aranjuez, El Pardo y San Lorenzo. Se sitúa en la calle de los Doctores ( Floridablanca ), mas allá de los Cuarteles de Infantería, en un solar rectangular que hace esquina con la Plaza de la Verdura ( Jacinto Benavente ). Su esquema es de teatro a la italiana, con patio de butacas sobre el que se montaban dos pisos de palcos y uno de anfiteatro, precedidos de vestíbulos que abrían a la calle, y en donde se sitúan dos escaleras laterales. La caja escénica es de dimensiones considerables al igual que la embocadura el escenario. El techo de la sala es plano colgado de la estructura de la cubierta y su sencilla decoración pompeyana se centra en el mecanismo que esconde la lámpara central. Las fachadas seguían la composición herreriana de muros enfoscados, en que los huecos se recercan de granito, y cubierta de pizarra sobre canecillos. En la fachada principal se construyó un paso elevado a la Primera Casa de Oficios para proporcionar una entrada discreta para la Corte, que consistía según el grabado de 1862 del libro de Antonio Rotondo, en un pasadizo techado entre dos grandes arcos de sillería. Completaban al teatro una serie de edificaciones a su servicio entre las que destacaba la trasera Casa de los Cómicos para los aposentos de los actores. Durante los años ochenta Juan de Villanueva realiza diversas reformas. En la Guerra de la Independencia se utilizara como cuartel de las tropas napoleónicas y sufrirá considerables desperfectos, que obligaran a su restauración en 1824. Después de muchas vicisitudes la Corona vende el edificio en 1869, manteniéndose desde entonces como propiedad particular. Su primera transformación será la demolición del pasadizo real sobre la calle remodelándose la fachada al parecer con poco acierto. En el siglo XX, además de cambiar su nombre por el Teatro de Lope de Vega, sufrirá el expolio del techo de la sala y otros daños en su remodelación como salón de cine. Hacia 1970 se producen una cadena de hechos, tanto desde la propiedad como desde el Ayuntamiento de San Lorenzo, que perseguirán la demolición del edificio. Poco después de creara la Sociedad de Fomento y Reconstrucción del Coliseo Real, que adquiere el edificio, segregado de la Casa de Cómicos que se derriba, y comienza su restauración realizada por Mariano Bayón y José Luis Marín que se termina en 1978, inaugurándose como teatro el 30 de abril por la Reina Doña Sofía. En esta restauración además de recuperar los espacios interiores devolviéndoles su esplendor original se construye un pórtico de acceso de estilo neoclásico. Estas obras recibirán en 1978 el Premio de Europa Nostra y en 1980 en premio Nacional de Restauración del Ministerio de Cultura.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Casa de Peláez o del Infante Don Gabriel

Otro nombre del bien: Casa del Infante Don Gabriel
Municipio: San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0131/025
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 403200, UTM-Y: 4493876 / Longitud: -4º08’38», Latitud: 40º35’24»

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Monumento. Declaración: Real Decreto 3456/1983, de 14 de diciembre, por el que se declara monumento histórico – artístico, de carácter nacional, la Casa de Peláez o del Infante don Gabriel, en San Lorenzo de El Escorial (Madrid). (Boletín Oficial del Estado de 14 de febrero de 1984). Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual: Bien de interés cultural- BIC- (declarado); Monumento; Declaración de Bien de Interés Cultural de CASA DE PELAEZ O DEL INFANTE – 13/10/82; Declaración de bien de interés cultural de CASA DE PELAEZ O DEL INFANTE – 14/12/83; Comunidad de Madrid; Normas Subsidiarias y catálogo; Bueno; Residencial, educativo

Localización: Calle del Rey, 38
Acceso:
Superficie: 3871 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien: La torre-fortaleza de Campillo parece remontarse al siglo XV, cuando a instancia del rey Enrique IV se levanta como bastión defensivo ante la presión de sus poderosos vecinos: la Casa de Mendoza, condes del referido Real de Manzanares y marqueses de Santillana. Esto explica su imagen original, que en parte se conoce por vistas pictóricas fechadas al poco de su adquisición real, consistiendo en un volumen potente y cúbico, de planta cuadrada de (23 x 23) m y altura similar a la actual. Su aspecto defensivo se lo proporcionaba una gran solidez constructiva, con gruesos muros de 2 m de espesor y fábrica de mampostería concertada con sillares en los ángulos, así como las garitas cilíndricas, que en éstos sobresalían, y los matacanes en los centros de cada lado, ambos a la altura de la cornisa, sobre la que pudo levantarse un perfil almenado. En el centro de la severa casa fuerte de la ¿fresca y llana dehesa¿ de Campillo existiría un patio de armas, tal vez cubierto y rodeado por una crujía de dependencias, al modo de otras torres del homenaje castellanas de su centuria con las que se relaciona, como las de Oropesa y Guadamur, Arenas de San Pedro, Belmonte de Campos, Sobradillo, Iscar, etc La composición actual de Campillo, no obstante, es fruto de las reformas promovidas en el cruce de los siglos XVI y XVII, ya siendo posesión de la Corona, cuando se pretendió despojarla de su pasado medieval, conservándose de entonces, como elemento más reconocible, su fábrica y su portada, situada en el centro del alzado sur y configurada por un arco de medio punto, con grandes dovelas de piedra y alfiz remarcándolo. El primer arquitecto encargado de intervenir en la fortaleza fue el maestro mayor de las obras reales Francisco de Mora, quién en 1595 proponía: la supresión en el piso bajo de las caballerizas y el mantenimiento de su sala para los criados, ejecutando una chimenea, que se conserva; la adecuación de la habitación cuadrada del nivel primero para la capilla de S.M., suprimiendo la doble altura del zaguán; y la distribución de los cuartos reales privados en el segundo o principal, los de Felipe II posiblemente en la crujía del mediodía y los de la infanta Isabel Clara Eugenia, su hija, mirando al cierzo. En el centro de este nivel, y en toda la altura restante del edificio, se mantendría el referido patio cuadrado, seguramente cubriéndolo con un forjado horizontal, que ocultaba la armadura del tejado, sustituyendo a otra solución, pues en los documentos se menciona la existencia de un cimborrio en el último nivel. Las cinco alturas quedaban comunicadas por una elegante escalera, toda de piedra, situada en el ángulo sureste, próxima a la entrada, la cual habría de ser reparada o reconstruida por Mora, de modo que resultaría su planta cuadrada y de cuatro tramos sobre zancas abovedadas, alrededor de un gran ojo central, del que se protege con un antepecho ciego labrado, existiendo en su arranque un pozo que comunica con largas galerías subterráneas, sin duda para la traída de agua. Además, cerca del ángulo noreste, adosó el arquitecto a la fachada un curioso cubo semicircular de cantería, de escasa sección y macizo, excepto a cota inferior, con tres puertas que abren al exterior, y en el tejado, el cual es posible que tuviera otras conexiones en las demás plantas, hoy cegadas, pues como algún autor sugiere podría haber sido usado como montacargas para las viandas En cuanto a los alzados, Francisco de Mora los reformaría siguiendo cánones clásicos, horadándoles hasta hacerles perder su carácter masivo y cerrado, propio de toda torre fortificada. De este modo, habría de crear tres ejes verticales de huecos en cada frente, con nuevas ventanas abalconadas, rectangulares, bien proporcionadas, aunque aprovechando en parte las antiguas, al aumentar el ancho de las medievales o saeteras, y tapiando las discordes con la composición. Va a ser un nuevo rey, Felipe III, el que encargue a su arquitecto Juan Gómez de Mora, sobrino y sucesor del precedente, nuevas reformas notables en Campillo a partir de 1612, que básicamente consistieron en la reforma de los frentes del patio interior y la supresión de los garitones o matacanes medievales de los exteriores, contradictorios y faltos de armonía con la solución clasicista, unas obras que, por falta de liquidez, se prolongarían hasta 1624. De las dos, la más importante sería la primera actuación, aun cuando su diseño pudo recoger lo hecho por su tío cuatro lustros antes, resultando un magnífico espacio, a modo de sala de armas o representaciones, obra singularísima de la escuela herreriana configurada por dobles arcos de medio punto, de piedra, adovelados y superpuestos en los lados oriental y occidental, con puertas adinteladas en los restantes, con guarniciones sencillas de cantería y destinadas a las diferentes habitaciones. Como el piso intermedio o tercero se abría al vacío, se rodeó su perímetro con un forjado de madera volado, que haría las veces de corredor, cerrado por una baranda del mismo material, mientras que el cuarto quedo conformado en todas su orientaciones con un triforio con triples arcos de piedra de medio punto, en armonía con los inferiores. A juicio del propio Gómez de Mora, Campillo habría de acabar resultando una casa fuerte, adaptada a los nuevos usos sociales, para que los reyes, su séquito y sus criados pudieran residir en ella cuando acudían a disfrutar de las actividades cinegéticas, logrando en ¿poco sitio¿. mucha comodidad¿. A ello también habría de contribuir el levantamiento entre 1612 y 1613, y en las proximidades de la torre, de una fuente rústica de piedra junto a la colada que unía aquélla y la iglesia, al parecer ahora bajo la advocación de Santa Filomena, y que se dirigía a Monesterio, así como unas casas de oficios y caballerizas. Éstas constan de un solo piso y planta en U, con una interesante solución en la fachada del brazo central y mayor, ocupado por las segundas, a base de puertas y huecos cuadrados superiores para ventilación e iluminación, que se repiten uniformemente. El interior lo conformaba una gran nave abovedada, amplia y despejada, cerrada por los dos brazos extremos, que se destinaban a viviendas. Se convirtió así esta posesión en lugar del favor real, por ser mucha su caza mayor y menor, eligiéndola simbólicamente Felipe IV para despedir en uno de sus altozanos al Príncipe de Gales, tras su visita a la corte española, encomendándole en 1623 al mismo Gómez de Mora la erección en este punto de una columna trofeo a modo de remembranza, que se conserva en gran medida. Es una afición por Campillo que permanece constante en la dinastía sucesora, la Casa de Borbón, hasta el punto de ser muchas veces preferida por sus príncipes e infantes en vez del palacio del Monasterio como sitio de pernocta, especialmente en sus desplazamientos a La Granja y Madrid durante el siglo XVIII.

Descripción general: Casa palacio:1770- 1776; S. XVIII De autor desconocido, esta casa-palacio se construyó para alojamiento de las familias de los infantes, hijos de Carlos IV. Se organiza entorno a dos patios alargados, con fachadas de sillería, combinado con revocos en la última planta, en las que destacan las esquinas curvas. En la fachada principal a la lonja, se conserva el orden de las casas de oficios y el monasterio, con un ritmo continuo y uniforme de huecos, cuyas guarniciones resaltan sobre el paramento liso de piedra. Ha sido objeto de una profunda reforma para centro de estudios universitarios.

Descripción del bien: Casa palacio:1792-1803-1808; S. XVIII-XIX El proyecto de este edificio es de 1792, pero su propietario no puede llevar a cabo las obras y en 1803 se pone a la venta. Se interesan por ella los Infantes Carlos María Isidro y Francisco de Paula, hijos de Carlos IV para el alojamiento de sus familias en su estancia del Sitio Real. Se atribuye al arquitecto Juan de Villanueva su reforma y ampliación entre 1803 y 1808. Después de la Guerra de la Independencia, sigue un periodo de abandono hasta finales del siglo XIX, que pasa a propiedad municipal. En 1909 es adquirida por el abogado José Peláez Urquina y será conocida como ¿Casa de Peláez¿. Se trata de un caserón de planta mas bien rectangular, excepto en el frente al Camino de Madrid con el que se alinea, organizado en torno a dos largos patios paralelos. El fuerte desnivel del terreno existente entre sus dos frentes hace que el principal a la calle Infantes tenga una planta baja de gran altura, con entreplanta y dos plantas superiores, y en el frente posterior solo asomen estas dos, perfilándose en los frentes laterales. Sus fachadas son de sillería, completa la principal y las plantas bajas de las demás, siendo la ultima planta revocada, con huecos recercados, una potente cornisa y cubierta de pizarra con buhardillas. Una peculiaridad de este edificio es que tiene las esquinas redondeadas, motivo infrecuente en San Lorenzo y en las obras de Juan de Villanueva. Hacia 1980 se realizan unas importantes obras dirigidas por Miguel Oriol para su conversión en un centro de estudios universitarios en las que prácticamente se vaciara el edificio y se reedificará de nueva planta. (Edificio Euroforum). Descripción constructiva: La casa tiene planta rectangular, con su lado mayor casi cinco veces el menor, y tres niveles, semisótano de acceso, bajo y principal, además de las buhardillas, por lo que presenta una imagen muy horizontal. La gran pendiente del terreno provoca diferencias de alturas entre la fachada principal y posterior, debiendo situarse el piso bajo en la cota superior, al que se puede acceder directamente del patio largo, estrecho y de servicios que separa, que separa el edificio del nuevo muro de contención del plantel, provocando la aparición de un semisótano, visible en los frentes laterales, y fundamentalmente hacia la lonja, a modo de basamento ciego sobre el que se apoya el edificio, solo roto en el extremo con los accesos; dispuestos simétricamente creando ejes compositivos perpendiculares a la fachada. En la fachada principal a la lonja, se conserva el orden de las casas de oficios y el monasterio, con un ritmo continuo y uniforme de huecos, cuyas guarniciones resaltan sobre el paramento liso de piedra. También las líneas de imposta altean su desnudez, dividiendo las tres alturas, y la sencilla cornisa que le separa de la cubierta abuhardillada. El frente posterior, de solo dos pisos, debido al desnivel, el muro esta enfoscado y se reserva las piedras para las impostas, cornisas, recercados de huecos y cadenas de las esquinas, lo que acentúa la intención de tratar este alzado como secundario, nunca visto frontalmente de forma completa.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Finca Monesterio

Otro nombre del bien: Casas Reales de Campillo y Monesterio
Municipio: San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0131/027
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico: I-86
Georeferencia: UTM-X: 411057, UTM-Y: 4499135 / Longitud: -4º03’06», Latitud: 40º38’17»

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – . Incoación: Resolución de 30 de octubre de 2003.. Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual: Bien de interés cultural -BIC- (incoado); Monumento; Declaración de Bien de Interés Cultural de FINCA «MONESTERIO» – 30/10/03; ; Comunidad de Madrid; Normas Subsidiarias y catálogo; Ruina parcial; Agropecuario

Localización: Polígono 3 Parcela 3. El Porche.,
Acceso:
Superficie: 233451 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien: LA DEHESA DE LA HERRERÍA ACTUALMENTE PROPIEDAD DE PATRIMONIO NACIONAL, SE ENCUENTRA SITUADA AL SUR Y AL ESTE DE EL ESCORIAL, EN LOS TERRENOS DE AMBOS TÉRMINOS MUNICIPALES. LIMITA AL NORTE CON LA M-536 CARRETERA DE ROBLEDO Y AL SUR CON LAS LADERAS DE LAS MACHOTAS. SE TIENE CONSTANCIA DE SU EXISTENCIA EN ESTA ZONA DESDE EL SIGLO XIII, YA EN EL LIBRO DE MONTERÍA DE ALFONSO XI SE HABLA DE LA EXISTENCIA EN ESTA ZONA DE FERRERÍAS. DESPUÉS SE USARÍA COMO TIERRA PARA EL GANADO EXPLOTADO PARA SU PROPIETARIO POR FAMILIAS QUE VIVÍAN EN CASAS PAJIZAS O HERRENES. SE CONSTRUYÓ UNA IGLESIA PARA LOS SERVICIOS RELIGIOSOS MÍNIMOS DENOMINADA NUESTRA SEÑORA DE LA HERRERÍA EN LOS SIGLOS XV Y XVI. LA DEHESA PERTENECIÓ A JUAN GÓMEZ DE SAN ROMÁN. PASARON POR AÑOS DE MAYOR O MENOS ESPLENDOR HASTA QUE FELIPE II LAS COMPRARA EN 1562 PARA LA PROPIEDAD DE LA CORONA POR 15000 DUCADOS DE ORO. DE ESTA FORMA EL MONASTERIO QUEDARÍA RODEADO DE UNA MASA VEGETAL EXTENSA PARA RESALTAR SU BELLEZA. SE DISEÑAN LOS ESPACIOS QUE SERÍAN DEDICADOS A DIFERENTES ACTIVIDADES: LAS HUERTAS, LOS PRADOS Y EL APROVECHAMIENTO DE CURSOS DE AGUA. DURANTE EL SIGLO XIX LAS DIFERENTES FUENTES NATURALES QUE EXISTÍAN EN LA HERRERÍA SE CANALIZAN, REALIZANDO EN SU ENTORNO PEQUEÑAS CONSTRUCCIONES PARA EMBELLECERSE.

Descripción general: Finca Monesterio: siglos XVI-XVII Campillo y Monesterio son testimonios de un poblamiento medieval desaparecido por los deseos de su reconversión del rey Felipe II y del gusto generalizado de los Austrias y Borbones por el contacto con la naturaleza escurialense. Son, además, piezas únicas de arquitectura que reflejan el pensamiento herreriano, de Francisco de Mora y su sobrino Juan Gómez de Mora, todas condiciones suficientes que exigirían su permanente protección y la de su entorno, indisociablemente. Los restos de la Casa de Monesterio se fechan a finales del siguiente XVI, siendo la imagen actual fruto de las actuaciones de los arquitectos Francisco de Mora y su sobrino Juan Gómez de Mora. El edifico consta de dos plantas y tres crujías paralelas a las fachadas laterales y dos galerías en las en la fachada principal y posterior. La primera planta a la que se llegaba por sendas escaleras, una en la crujía norte y la otra en el sur, contaba con dos galerías en las fachadas mas cortas. Su fábrica de sillería perfectamente labrada y encajada, y su cubierta posiblemente en su origen de pizarra, en la actualidad es de teja curva, y hoy en día en estado ruinoso. Quedan así mismo restos de la puerta de acceso perteneciente posiblemente a la casona edificada por Don Gutierre de Cárdenas, formada por un arco de medio punto con largas dovelas rematado por alfiz. La ocupación de la Casa durante la Invasión Francesa y el abandono sufrido desde 1839, han supuesto el desmoronamiento de sus pórticos. Ambas, Campillo y Monesterio, permanecieron vinculadas a los bienes de la Corona hasta la desamortización de 1868, en que habrían de pasar a manos privadas. Además de la Casa, se conservan los tres puentes que salvaban el Guadarrama, y los dos Guateles en el camino que enlazaban Campillo con Monesterio. Construidos inicialmente en madera con pilas pétreas, se sustituyeron por unos más sólidos en sillería coronados por un chapitel, un pináculo y una bola, también pétreos. Los puentes que salvaban los Guateles son en sillería, de un solo arco, con pretil, presentando un muro que sirve de apoyo al tablero, construido en sillares finamente labrados.

Descripción del bien: Finca Monesterio: siglos XVI-XVII Francisco de Mora, Juan Gómez de Mora La Finca Monesterio, al igual que Campillo tuvieron como origen común el haber pertenecido de antiguo al Real de Manzanares, segregados y adquiridos después para señorío del linaje de los Cárdenas y vendidos finalmente por su titular el Duque de Maqueda al rey Felipe II en 1595. No queriendo el Monarca otro vecindario en el Real Sitio de San Lorenzo, al que se incorporaron, que el existente en la cercana villa de El Escorial, decidió nombrar una comisión en la Junta de Reales Bosques para la adquisición de todas las casas, su desalojo y consiguiente derribo, a excepción de las dos citadas principales, y en Campillo además la iglesia de la Santísima Trinidad. Este fin no era otro que convertir los antaño lugares y sus términos en dehesas dedicadas especialmente a la caza y sus casas-fuertes a actividades lúdicas y de descanso de la familia real, cercando a aquéllas y uniendo éstas con una calle recta plantada de olmos. Su custodia fue entregada a los monjes jerónimos del Real Monasterio. El camino de unión con Campillo se acondiciona a partir de 1606, a la par que se produce el derribo definitivo, en uno y otro lugar, de las antiguas casas vecinales. Sin embargo, las actuaciones que en ella realizan los Habsburgo coinciden en el tiempo con las de la segunda, pero no en cuantía. Y es que pasaron de la rehabilitación de lo existente, es decir, del caserón levantado en 1503 por el Comendador Mayor de León don Gutierre de Cárdenas, quién atendía así a una orden de Isabel la Católica para que pudiera ser utilizado por la corte como residencia en sus periplos castellanos, a su ampliación con un nuevo palacio. Sin embargo, no se conocen bien los límites de la intervención que en esta casa realizan Francisco de Mora y su sobrino Juan Gómez en poco más de dos décadas, pues si el primero no veía necesario en 1596, el año de su adquisición, más que obras para su buen funcionamiento, como el retejado y la colocación de puertas, al siguiente se ocupaba de trazar dos escaleras de piedra para el interior, las cuales podrían coincidir con las únicas que muestran las trazas conservadas. En este caso, Mora podría haber iniciado por orden de Felipe II el nuevo palacete de Monesterio, más quizás una ampliación de la antigua casa-fuerte, según lo expresado en dicha documentación gráfica, donde los muros parecen prolongarse, mientras que a Juan Gómez de Mora se debería su finalización a partir de 1613, tras el regreso de la Corte a Madrid siete años antes. Así se desprende de una concisa orden de Felipe III, mandándole ejecutar la planta de la referida casa y aderezar la de Campillo, por lo que en el primer caso podría intuirse una actuación sobre trazas existentes, las de su tío, que el sobrino pudo perfeccionar y mejorar. Incluso este mismo parece desvincularse de la autoría de Monesterio cuando en su célebre Relación de las Casas de S.M. de 1626 señala que la hizo Felipe II, es decir, en el reinado anterior. Así también parece desprenderse de la realización por parte de Juan Gómez del desembarazo del terreno de toda antigua construcción, seguramente derribando los restos de la vieja casa de los Cárdenas, excepto su portada gótica adovelada, que se integró en la cerca, y la apertura de un explanada ante la fachada oeste, pues se corresponde con la antigua orden recibida por Mora en 1603, pidiéndole la eliminación de todas las paredes viejas que había alrededor de la edificación de Monesterio, sino fuere a la entrada principal de las misma, que mira a la fortaleza del Campillo, donde podría quedar una como ¿placeta¿. Además, se replantearía una huerta y un jardín al mediodía. A poniente situó, por tanto, la entrada pública, mediante un cuerpo constituido por cinco arcos sobre pilares cuadrados de orden toscano en el piso bajo y otros tantos balcones rasgados en correspondencia en el superior, resaltando levemente las líneas de imposta y cornisa y los encadenados de las esquinas, y rematado por un frontón recto, cuyo centro se horadaba con un óculo para ventilación. En cambio, en el frente opuesto, se exigió una puerta secundaria para que S.M. pudiera ¿salir sin que le viera la gente¿, manteniendo así su privacidad, una solución en quiebro, similar a la de otras residencias reales, que supone una pervivencia de raíz mudéjar. Aquí, para lograrlo, Mora, o Gómez de Mora, va a dar una respuesta de fuerte acento manierista, pues sin renunciar a la simetría decide crear una falsa fachada, un telón que se adosa a la fábrica exterior, al menos en el piso inferior, de modo que usando los mismos recursos compositivos oculta la salida del rey que se esconde. Es un efecto fingido, además acentuado con el claroscuro y el sutil movimiento de las masas. Las referencias formales palladianas son inmediatas, Saraceno, Zen, y Monesterio tiene, en este sentido, mucho de ejercicio compositivo de un arquitecto que ha aprendido y continua aprendiendo de los tratados de la época y de sus contactos con los artistas italianos de la Corte, pero reinterpretados con libertad. El tema de la galería porticada será recurrente en las conexiones que Juan Gómez de Mora establece entre la arquitectura y la naturaleza, una simbiosis sumamente interesante en esta casa de Monesterio, que se refleja también en su planta rectangular (120 x 60) m, organizada por tres crujías paralelas longitudinales y dos transversales extremas de menor luz, cuyo esquema repite tanto en el nivel inferior como en el superior. Para comunicarlos existían las dos referidas escaleras, en posición equidistante y diagonal, la occidental de tres tramos y la oriental de dos, quedando justo en el centro un gran salón rectangular, representativo o festivo, sin luz natural pero abierto a las distintas salas que lo rodeaban y comunicado con los pórticos por sendos zaguanes cuadrados. Maltratada la casa de Monesterio durante la Invasión Francesa, que la dejó sin puertas y ventanas, y abandonada desde 1839, estos hechos supondrían el desmoronamiento de sus pórticos, pero permanecería vinculada a los bienes de la Corona, como Campillo, hasta la desamortización de los mismos durante la Revolución de 1868, en que habrían de pasar a manos privadas.

Bienes muebles:

Justificación: GÓMEZ DE MORA, Juan (1586-1648)
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Real Sitio de El Escorial constituido por el ámbito delimitado por la Cerca Histórica de Felipe II

Otro nombre del bien:
Municipio: El Escorial, San Lorenzo de El Escorial, Santa María de la Alameda, Zarzalejo

Código: CM/0000/093
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 406269, UTM-Y: 4495353 / Longitud: -4º06´28´´, Latitud: 40º36´13´´

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Sitio o Territorio Histórico. Declaración: Decreto 52/2006, de 15 de junio, por el que se declara bien de interés cultural, en la categoría de territorio histórico, el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial constituido por el ámbito delimitado por la Cerca Histórica de Felipe II. (Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid de 21 de junio de 2006). Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual:

Localización:
Acceso: El Real Sitio de El Escorial se encuentra sobre una pequeña loma cerrada por el río Aulencia de un lado, y el arroyo de Lavar por otro.
Superficie: 98015719 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien: Desde el primer momento, Felipe II tuvo la intención de dotar al monasterio de recursos propios, al mismo tiempo que deseaba crear un entorno agradable con la finalidad de que fuera un lugar de reposo donde pudiera retirarse y practicar la caza, una de sus aficiones preferidas; en ese sentido, el lugar escogido reunía las condiciones de riqueza paisajística y cinegética requeridas. Con esa intención, el monarca comenzó a comprar tierra y fincas de los alrededores desde muy pronto, antes incluso del inicio de la construcción del monasterio. La primera de estas fincas fue «La Herrería», a la que siguirían «La Fresneda», «La Granjilla» (formando parte de la Granjilla) , Campillo y Monesterio, completándose el conjunto con la agregación del núcleo poblacional de El Escorial: Estos cinco elementos formaban el señorío de abadengo que regían los jerónimos. El territorio resultante, como suma de todas estas propiedades, evidencia la complejidad del sistema jurisdiccional de esta época y su enorme diversidad geográfica, que se encontraba perfectamente delimitado y protegido por una Cerca que aún conserva en gran parte su trazado

Descripción general: Real Sitio de El Escorial: ámbito delimitado por los términos municipales de San Lorenzo de El Escorial, El Escorial, y una pequeña parte de Zarzalejo y Santa María de la Alameda. S XVI-XVIII

Descripción del bien: El Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial está constituido por un territorio histórico bien delimitado por la Cerca propiamente dicha , comprendiendo la casi totalidad de los términos municipales de San Lorenzo de El Escorial y El Escorial, y una pequeña parte de Zarzalejo y Santa María de la Alameda. S XVI-XVIII La elección de Felipe II de este paraje en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama para levantar un conjunto que sirviera de monasterio y residencia real en conmemoración de la batalla de San Quintín, dió lugar a todo un programa de infraestructuras de manera que el monasterio no se concibe como un elemento aislado en el paisaje, si no que pasase a ser la pieza principal de un complejo sistema al que pertenecen, tanto las numerosas edificaciones relacionadas con el conjunto principal, como las estructuras viarias que comunican, ya sea las diferentes áreas que componen el sistema escurialense entre sí, ya sea éstas con Madrid. Este gran territorio destinado al monasterio abarcaba las grandes fincas de La Herrería, La Fresneda o Granjilla, Campillo, Monesterio y el núcleo poblacional de El Escorial, y se justificaba por la intención de Felipe II de dotar al monasterio de recursos propios, y de un entorno agradable, que fuera un lugar de reposo donde pudiera retirarse y practicar la caza. EL MONASTERIO: En 1563 comienzan las obras del monasterio, que se convertirá en el eje central de todo un complejo y vasto entramado de posesiones que contribuían al mantenimiento y solaz de la corte. El proyecto del complejo del palacio y el monasterio fue planteado por Juan Bautista de Toledo en 1563, fecha en que también se coloca la primera piedra, en 1586 se terminaban las obras con el concurso de Juan de Herrera tras la muerte de Juan Bautista de Toledo. El diseño corresponde a una planta que toma como modelo la parrilla donde recibió martirio San Lorenzo. El estilo con que realizó la obra creó escuela, pasando a conocerse como estilo herreriano. El espacio se organiza en base a patios interiores y queda dividido simétricamente por el cuerpo de la iglesia y el gran patio que la precede, lo que permite situar a un lado la residencia del rey, y al otro las dependencias del Monasterio. Este complejo queda rodeado por jardines y huertas y un amplio estanque. Paralelamente a la construcción y ornato, el Rey se preocupó de dotar de importantes infraestructuras que permitieran la comunicación y un buen nivel de abastecimiento. Hasta la llegada de Carlos III no se intervino en el Real Sitio desde la perspectiva del urbanismo, quien vio la necesidad de dotar al asentamiento de un trazado urbano y de un reglamento que permitiera la construcción de edificios residenciales aptos para satisfacer la demanda de alojamiento de una población creciente. Para ello, el Rey recurrió al arquitecto Juan de Villanueva, quien, partiendo del esquema que ya hubiera creado Juan de Herrera en las casas de oficios, creó un ingenioso entramado de plazas y calles que jugaban con el desnivel del terreno. Villanueva tomó también el modelo herreriano para la arquitectura doméstica y monumental, de manera que el resultado ha sido totalmente armónico con el conjunto del monasterio. EL ENTORNO DE LA CERCA: Según una antigua descripción, el muro de la Cerca abarcaba 10 leguas de circunferencia (unos 55 kilómetros) y de 10 a 12 pies de alto (entre 3 y 3,5 metros). Está realizada en piedra seca, y en ella se abrían 10 puertas que comunicaban el terreno acotado con el entorno, algunas de las cuales estaban reservadas sólo para el monarca. El monarca se quedaba para su único disfrute la riqueza cinegética del señorío, mientras que la comunidad de religiosos detentaba la explotación agrícola y ganadera, aunque no podía acrecentar su patrimonio adquiriendo más terrenos. Todo ese territorio estaba perfectamente delimitado y protegido por una Cerca que aún conserva en gran parte su trazado. El perímetro acotado se extendía desde las Navas, situada encima del Batán, siguiendo por la cañada hasta el arroyo del Cascajal, de aquí se dirigía hacia la sierra, llegando al Barracón, para subir hasta cerca del Risco Benito, coronando la cumbre por la cuerda hasta la Naranjera y, tras hacer un quiebro, llegar a la Portera del Cura y al Pico de Tres Cruces. De aquí bajaba en línea recta hasta la carretera de Guadarrama y continuaba por el llano separando los términos de Guadarrama y Villalba del de El Escorial, llegando al Puente del Herreño, desde donde se dirigía a las Zorreras y Navalquejigo, encaminándose después hacia el Tercio, para, desde aquí, ir hacia el camino de Valdemorillo, el Chicharrón, Prado de los Reyes y los Ermitaños, subiendo finalmente a Entrecabezas y, tras hacer un quiebro, cerrar el coto en el Batán. ELEMENTOS QUE COMPONEN Y COMPLETAN EL REAL SITIO Se considera que también forman parte del Territorio Histórico cuantos bienes inmuebles componen el rico patrimonio arqueológico existente. Aunque no estén directamente relacionados con el complejo escurialense. Especialmente relevante se muestra el conjunto de yacimientos de la finca Monesterio, situado en la ribera norte del río Guadarrama. Han aparecido restos diversos de cronología romana, algunos de carácter monumental. Se conocen además, asociados a la calzada del ¿Camino de Monesterio¿ o ¿Colada de Villalba¿, numerosos restos arqueológicos, o elementos relacionados con el complejo escurialense. En el interior de este perímetro se localizan, el propio monasterio con sus espacios y edificaciones anejas: la Lonja, el Salón, la Botica, la Galería de Convalecientes, el Paso a la Compaña, la Compaña y las Casas de Oficios, la Casa de los Doctores, la Casa de Jacometrezo y los cerramientos y puertas de los jardines y huertas del S.XVI, los jardines de los Frailes y del Palacio, el Estanque Grande, la Cachicanía y el Pozo de nieve, todo lo cual data del S.XVI, y, la Casa de Infantes, de la Reina y la Tercera Casa de Oficios, La Cantina, la Casa de las Pizarras y la Casa de los Infantes hijos de Carlos IV, del S. XVIII. Conjuntos anejos del S.XVI: la finca de La Herrería con sus puertas, casas de Guarda, puentes, fuentes, Batán y Molinos, Ermita de la Virgen de Gracia, ¿Silla de Felipe II¿ y ¿Púlpito¿; la finca Granjilla ¿antigua finca Fresneda- con sus cerramientos de puertas, Iglesia de San Juan, Casa del Rey, Casa de los Frailes y construcciones auxiliares, puentes, jardines y estanques,; la finca Campillo con las ruinas de la casa principal, Torre-Palacio (caballerizas, fuente y Ermita de Santa Filomena), La Solana y La Pizarra, y la finca Monesterio con su construcción principal, la portada del antiguo Palacio y el Molino de Papel en Monesterio. También los elementos, hitos y construcciones del Real Coto de Caza: el Mirador del Rey, el Mirador de la Reina y el Canto de Castejón. Conjuntos anejos del S. XVIII: la Casita de Arriba o del Infante y La Casita del Príncipe o de Abajo, con sus parques y elementos principales. En los núcleos urbanos de San Lorenzo de El Escorial con su conjunto histórico y El Escorial se encuentran otros bienes de interés cultural: la Colonia Pinar de Abantos, el Teatro Real Coliseo de Carlos III la Casa Peláez o del Infante, la iglesia parroquial de San Bernabé y el Monasterio de Prestado. Así mismo, se encuentran las construcciones auxiliares de abastecimientos de aguas de los siglos XVI y XVIII. Traída del S.XVI, Canal de El Escorial con dos viajes: Viaje Arca de San Juan-Arcadel Romeral y Viaje del Arroyo del Romeral; y traída del S.XVIII: Presa vieja del Romeral y Arca de Carlos III, Presa del Infante, Viaje y Acueductos y Presa del Batán. Aparte de estas construcciones se deben señalar los tres pozos de nieve en Cuelgamuros, el pozo de nieve de la Pizarra, el de Santa María de la Alameda y Batán y molinos. De igual modo, los Caminos del Sitio Real con los elementos que los constituyen que se encuentran dentro del ámbito de la Cerca: el Camino de Madrid a El Escorial y al Monasterio, por Torrelodones, S. XVI-XVII, el Camino de Madrid a El Escorial y al Monasterio, por Brunete y Valdemorillo, S. XVI-XVIII, el Camino del Monasterio a Campillo y Monesterio, S. XVI-XVIII, el Camino de Madrid a El Escorial y San Lorenzo, por Las Rozas y Galapagar, S.XVIII y el Camino del Real Sitio de San Lorenzo al Real Sitio de San Ildefonso, S. XVIII.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Determinadas zonas del Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial

Otro nombre del bien: Conjunto Histórico de San Lorenzo de El Escorial.
Municipio: El Escorial, San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0000/132
Referencia catastral:
Referencia del catálogo urbanístico:
Georeferencia: UTM-X: 403028, UTM-Y: 4493702 / Longitud: -4º08´45´´, Latitud: 40º35´18´´

Nivel de protección: Bien de Interés Cultural – Conjunto Histórico. Declaración: Decreto 1857/1971, de 8 de julio, por el que se declara conjunto histórico-artístico determinadas zonas del Real Sitio de san Lorenzo de El Escorial (B.O.E de 28 de julio de 1971). Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual:

Localización:
Acceso:
Superficie: 1042626 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien:

Descripción general: Conjunto Histórico: siglos XVI, XVIII, XIX La presencia del Monasterio actúa como baricentro del conjunto histórico conformado por él mismo, los jardines, las huertas y las dependencias concebidas en el siglo XVI, cuya ampliación no se llevaría a cabo hasta el siglo XVIII, continuando la ortogonalidad del Monasterio, adaptándose a los desniveles del terreno y configurando una cuadrícula articulada por dos calles, Floridablanca y del Rey, y por tres plazas. A ellos se incorporan los nuevos ensanches del XIX ligados fundamentalmente a las casas de recreo.

Descripción del bien: Conjunto Histórico: siglos XVI, XVIII, XIX La fundación del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial por Felipe II para ser un lugar de reposo y oración, vino acompañada de la construcción de un gran complejo de edificaciones e infraestructuras que resolviesen las necesidades del Real Sitio. Esta circunstancia contribuyó a que se estableciese gente cuya finalidad era dar servicio al Monasterio en las inmediaciones. En principio eran construcciones temporales, como hornos, fraguas, etc. Las primeras construcciones de importancia se dispondrán por Juan de Herrera formalizando una incipiente organización urbana: La casa de los Doctores y las dos primeras Casas de Oficios. El edificio de la Compaña terminado por Francisco de Mora en 1597 supondrá el inicio de la urbanización enla zona oeste, quien también proyectará el paseo de los Alamos, de unión entre la la villa de El escorial y el Real Monasterio. Sin embargo, no será hasta la llegada de Carlos III cuando se intervenga en el Real Sitio desde la perspectiva del urbanismo. Este fue uno de los Reales Sitios de su preferencia, dado su carácter austero y su afición a la caza. El criterio de la actuación fue el de dotar, al núcleo de palacio y monasterio, de un entramado urbano que permitiera la construcción de edificios de vivienda para alojar a la Corte. Para ello acudió al arquitecto Juan Esteban, quien partiendo del esquema ortogonal del Monasterio que ya hubiera creado Juan de Herrera en las Casas de Oficios, creó un ingenioso entramado de plazas y calles que jugaban con el desnivel del terreno y se adaptaba a los edificios de mayor entidad construidos hasta entonces. Esta cuadrícula se articula por dos calles, Floridablanca y del Rey, y por tres plazas; Mayor, de la Verdura y la antigua de la Parada. A Juan Esteban se deben los edificios de la Real Ballestería, las cocheras de su majestad, el conjunto de Cocheras y Caballerizas y alojamiento de criados del Secretario de Estado en la calle Juan de Toledo, las casas del Cardenal Patriarca, etc.. Otros arquitectos también tendrán su oportunidad en San Lorenzo, como Jaime Marquet que construirá la Casa de Postas y el Real Coliseo. Sin embargo será Juan de Villanueva el arquitecto que proporcione su decisiva configuración a la nueva población. La primera edificación se construirá en 1769, la Casa de la familia del infante Don Gabriel, Don Antonio Pascual y Don Francisco Javier, cerrando el frente de la Lonja Oeste. Poco despúes construirá la Casita de Abajo pra el prícipe Don Carlos y la Casita de Arriba para el Infante Don Gabriel. Villanueva completa la lonja con la Terceras Casa de Oficios, tomando el modelo herreriano para la arquitectura doméstica y monumental, de manera que el resultado ha sido totalmente armónico con el conjunto del Monasterio. En 1775 ya se ha consolidado la parte oriental del casco. Villanueva internviene también en casas particulares como en la Casa del Cónsul de Francia,, la Casa del marqués de Campo Villar o la Casa del duque de Medinaceli. En 1781 Villnaueva es nombrado Arquitecto del Palacio y Común del Real Sitio de San Lorenzo y remodela el área de palacio y la fachada norte para adecuarla a las necesidades de la nueva corte.eros En 1792 se produce la segregación de San Lorenzo de la Villa de El Escorial, y por lo tanto la formación de dos poblaciones distintas. A mediados del siglo XIX se producen algunas iniciativas en el casco: la apertura de los corrales de la calle de los Doctores entre ésta y la casa de las Columnas y fuera de él, el inicio del parque de los Terreros y el inicipiente ensanche en cuadrícula en el camino de Guadarrama que luego será el barrio de Terreros. Con la llegada del ferrocarril a la villa de El Escorial a finales del siglo XIX, se experimenta un aumento de población y el casco histórico de San Lorenzo se transforma a partir de los edificios existentes, se eleva el número de plantas y se incorporan balcones y miradores. Continúa su expansión en la zona de Terreros y se crea un barrio de «casas de recreo» en el antiguo ejido, entre la carretera y el paseo de la estación de El Escorial.

Bienes muebles:

Justificación:
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

Finca El Campillo

Otro nombre del bien:
Municipio: El Escorial, San Lorenzo de El Escorial

Código: CM/0000/138
Referencia catastral: 2942503VK0924S0001FU
Referencia del catálogo urbanístico: I-7
Georeferencia: UTM-X: 407516, UTM-Y: 4498267 / Longitud: -4º05´36´´, Latitud: 40º37´48´´

Nivel de protección: – . Incoación: Resolución de 30 de octubre de 2003.. Otra figura: Yacimiento arqueológico o paleontológico documentado
Estado actual: Bien de interés cultural -BIC- (incoado); Monumento; Declaración de Bien de Interés Cultural de FINCA «CAMPILLO» – 30/10/03; ; Comunidad de Madrid; Normas Subsidiarias y catálogo; Bueno; Residencial-Agropecuario

Localización: Polígono 4 Parcela 13 – El Campillo.,
Acceso:
Superficie: 76574 m2

Cronología: 0-0
Historia del bien:

Descripción general: Finca Campillo siglos XV; XVI; XVII La finca de El Campillo, situada al noroeste del San Lorenzo en el límite con El Escorial, es atravesada por la colada de Villalba. Al igual que Monesterio, fue uno de los pueblos integrados en el Real Manzanares, adquirido mediante permuta por doña Leonor de Guzmán en 1346. El conjunto ¿El Campillo¿ está compuesto por una ermita, un palacete- torre del siglo XV, unas caballerizas del siglo XVI y una fuente del siglo XVII (fuente de la colada del camino Villalba). En 1370, las villas de Campillo y Monesterio se segregaron del Real, pasando a manos de Enrique IV y posteriormente a la Casa de Mendoza hasta que Felipe II decide anexionar estos lugares a la corona en 1595. Tras lo cual, y una vez despobladas, quedarían integradas ambas villas dentro del Territorio Real. Sus edificaciones fueron demolidas, quedando solo aquellas que pudieran ser de utilidad al rey, conservándose solo la torre fortaleza y la iglesia de la Trinidad. Felipe III ordena en 1613 adornar la casa del Campillo y ejecutar importantes reformas bajo la dirección de Juan Gómez de Mora. Sería en esta fecha cuando se construiría la fuente-abrevadero levantada junto a la colada de Villalba.

Descripción del bien: Finca Campillo siglos XV; XVI; XVII Juan Gómez de Mora En la actualidad el conjunto arquitectónico de Campillo está compuesto por la torre-fortaleza, la iglesia de la Santísima Trinidad, y las Casas de Oficios y Caballerizas. La torre-fortaleza, de planta cuadrada y cinco plantas, realizados en mampostería concertada con refuerzo de sillares en las esquinas y recercados pétreos e sus huecos de fachada, presentando una cornisa del mismo material. La cubierta es de teja curva a cuatro aguas. Sus cuatro fachadas presentan una idéntica disposición de huecos. Su principal acceso se efectúa mediante una puerta de medio punto y potentes dovelas, remarcadas por un alfiz, situada en la fachada sur del edificio. Hacia 1950, se adosó por su fachada oeste, `un cuerpo de dos alturas y planta en forma de L, con un torreón poligonal situado en el ángulo que forma los dos brazos, que alberga dos viviendas; su fábrica es de mampostería y su cubierta plana. Muy próxima a la fortaleza, frente a su fachada norte, se encuentra la casa de oficios y la s caballerizas del campillo. La construcción, de una sola altura, presenta planta en forma de U y dos crujías en el lado más largo. Su fábrica es de mampostería concertada vista. Los brazos mas cortos de la U ocupados viviendas, mientras que el mas largo albergaba las caballerizas en la primera crujía y los almacenes en la segunda. Se cubre el edificio con teja curva a dos aguas. Abriéndose en las alas laterales buhardillas dispuestas pareadas. Actualmente el sitio de las caballerizas, ha sido destinado para otros usos. El tercero de los edificios singulares del conjunto es la iglesia de la Santísima Trinidad, situada frente a la fachada sur de la fortaleza. Templo de una sola nave, y capilla mayor cuadrada, construido en mampostería tosca encalada en su origen, aunque actualmente se presenta vista, se cubre con teja curva a dos aguas en la nave y cuatro en la capilla mayor. Un poco mas alejado de estos edificios se levanta un pabellón formado por una nave de proporciones rectangulares de considerable longitud y otra mas pequeña adosada a ella, la primera dedicada a pajar y la segunda a cuadra; construidas en mampostería tosca, y cubierta de teja curva a dos aguas. Completa el conjunto una fuente-abrevadero, levantada junto a la colada que cruza entre las edificaciones frente a la iglesia, y un ajardinado, buscando plena integración del paisaje. La fuente está realizada en sillares graníticos. consta de un pilón rectangular separado en dos partes. El primero se encuentra bajo el cuerpo central de la fuente, formado por grandes sillares de granito ligeramente rehundidos, a él vierten agua dos caños ubicados en un paño liso, coronado por un sencillo frontón de tímpano ligeramente rehundido. el otro pilón se encuentra exterior al cuerpo de la fuente y a él vierte sus aguas el primero. este último está rematado por sillares de sección triangular para poder ser utilizado por el ganado con mayor facilidad, por su constitución podría haber sido añadido con posteridad a la fuente y al primer pilón.

Bienes muebles:

Justificación: GÓMEZ DE MORA, Juan (1586-1648)
Fuentes de información del bien:

Fuente general: Sistema INPHIS de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la  Comunidad de Madrid y elaboración propia.

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